DOCUMENTO HISTÓRICO. Alepo la Magnífica en el siglo XII.

11.12.2016 11:40

                

                “Una ciudad cuya importancia es considerable, cuyo renombre en todo tiempo ha volado. Muchos reyes la han pretendido; su lugar está marcado en las almas. ¡Cuántas luchas ha suscitado y blancas hojas han sido desenvainadas contra ella! Posee una alcazaba célebre por las defensas, de extraordinaria altura, sin igual ni pareja entre las fortalezas.

                (…)

                “Para acabar de hacer perfecta la naturaleza de las condiciones relativas a la fortaleza de la ciudadela, el agua brota en ella. Se hicieron allí dos aljibes donde mana el agua; así pues, no habrás de temer la sed nunca, y los alimentos se conservan en ella a perpetuidad. De todas las cualidades de una fortaleza no hay (ninguna) más importante ni más esencial que esas dos. Estos dos aljibes mencionados están rodeados por el lado que mira a la ciudad por dos fuertes murallas, bajo las cuales se halla un foso que la mirada apenas alcanza el límite de su profundidad y en el que mana agua. La importancia de esta ciudadela en inexpugnabilidad y en belleza es más grande que nuestra capacidad para describirla. Su muralla superior está enteramente (pertrechada) de torres en perfecto orden, en las cuales hay lujosas salas altas y protuberantes pabellones  abovedados; todos ellos se abren (al exterior) por unas ventanas. Cada torre está habitada. Al interior (de la ciudadela) están las viviendas principescas, las excelsas casas reales.

                “En cuanto a la ciudad, su emplazamiento es de lo más grandioso, la construcción magnífica y la belleza maravillosa. Los mercados espaciosos y grandes se suceden en alargada secuencia; sales del barrio de un oficio, al barrio de otro oficio, hasta que agotas todos los oficios propios de las ciudades. Todos están techados con planchas de madera; así quienes permanecen en ellos están a la sombra, largamente extendida. Cada mercado retiene las miradas por su belleza y los avisados se detienen con asombro.

                (…)

                “Su naturaleza a propósito de la suntuosidad es considerable. Es una ciudad que sería digna del califato. Toda su belleza es interior, no exterior. No posee más que un riachuelo, que corre de norte a sur, y atraviesa su arrabal que se incurva hacia él. Pues tiene un gran arrabal en el que hay incontables caravasares. En este río hay molinos que, vecinos a la ciudad, se alzan en medio de su arrabal, y en este arrabal hay algunos huertos que se suceden a lo largo de él. Comoquiera que sea su mérito, interior o exterior, es una de las ciudades de este mundo que no tiene igual…”

                IBN YUBAYR, A través del Oriente. Edición de Felipe Maíllo, Alianza Editorial, Madrid, 2007, pp. 387-391.

                Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.