DOCUMENTO HISTÓRICO. Elogio de los Templarios (1130).

23.01.2018 16:06

                

                “Corrió por todo el mundo la noticia de que no ha mucho nació una nueva milicia precisamente en la misma tierra que un día visitó el Sol que nace de lo alto, haciéndose visible en la carne. En los mismos lugares donde él dispersó con brazo robusto a los jefes que dominan en las tinieblas, aspira esta milicia a exterminar a los hijos de la infidelidad en sus satélites actuales, para dispersarlos con la violencia de su arrojo y liberar también a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David su siervo.

                “Es nueva esta milicia. Jamás se conoció otra igual, porque lucha sin descanso combatiendo a la vez en un doble frente: contra los hombres de carne y hueso, y contra las fuerzas espirituales del mal. Enfrentarse solo con las armas a un enemigo poderoso, a mí no me parece tan original ni admirable. Tampoco tiene nada de extraordinario –aunque no deja de ser laudable- presentar batalla al mal y al Diablo con la firmeza de la fe; así vemos por todo el mundo  muchos monjes que lo hacen por este medio. Pero que una misma persona se ciña la espada, valiente, y sobresalga por la nobleza de su lucha espiritual, esto sí que es para admirarlo como algo totalmente insólito.

                “El soldado que reviste su cuerpo con la armadura de acero y su espíritu con la coraza dela fe, ése es el verdadero valiente y puede luchar seguro de todo trance. Defendiéndose con esta doble armadura, no puede temer ni a los hombres ni a los demonios. Porque no se espanta ante la muerte el que la desea. Viva o muera, nada puede intimidarle a quien su vida es Cristo y su muerte una ganancia. Lucha generosamente y sin la menor zozobra por Cristo; pero también es verdad que desea morir y estar con Cristo porque le parece mejor.”

                Bernardo de Claraval, Elogio de la nueva milicia templaria, Siruela, 2005, pp. 40-41.

                Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.