LA CHINA MEDIEVAL SOMETIDA A LA SEQUÍA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

01.08.2023 13:01

               

                En la Historia de las civilizaciones el clima no es el único factor determinante, pero es lo suficientemente destacado para no ser descuidado por la investigación. El calentamiento global que se viene constatando en los últimos años nos indica su importancia.

                Distintos estudios han dado cuenta de las oscilaciones del clima a lo largo de los siglos, apuntándose entre sus causas naturales fenómenos como el de los cambios del Niño y de la Niña. Precisamente, la subida de la temperatura en el Este del Pacífico por el Niño es capaz de provocar el aumento de la alta presión subtropical. Entonces, los monzones de verano que riegan el Norte de China son bloqueados y la sequía se convierte en la dueña de la cuenca del río Amarillo o Huang He.

                Entre el 950 y el 1300 la China del Este experimentó inviernos más cálidos, según se desprende del análisis de los registros coreanos y japoneses de la floración de los cerezos. En este lapso de tiempo la sequía golpeó fuertemente a la cuenca del río Amarillo. El verano del 950 fue recordado por su calidez y sequedad, lo que provocó que la cosecha de mijo de septiembre fuera mala y se sufriera hambre y disentería.

                El río Amarillo ha sido llamado la pena de China, tanto por sus sequías como por sus violentas inundaciones. Aun así, ha sido un área densamente poblada por la riqueza de su delta y de sus tierras altas de loess. Los monzones las benefician con las lluvias adecuadas.

                Se ha discutido si la alteración de la circulación de los monzones estivales ocasionó la caída del imperio regido por la dinastía Tang. De un régimen que contaba con funcionarios preparados, que se mostraba tolerante en lo religioso y que alentó la ruta de la seda se pasó a una China fragmentada políticamente. Las sequías y las dificultades de abastecimiento resultaron severas para el gobierno de una dinastía que ya había encajado derrotas en el centro de Asia ante los musulmanes.

                En aquellos terribles días no toda China padeció las mismas dificultades. En la cuenca del Yangtzé podían obtenerse dos cosechas de arroz al año. Conscientes de tal peculiaridad, los gobernantes chinos habían impulsado la construcción y el mantenimiento desde el 486 antes de Jesucristo del Gran Canal, por el que transportar mercancías entre el Yangtzé y el Huang He. La quiebra política perjudicó a la China septentrional e hizo más agudo el problema de la sequía.

                Para saber más.

                Brian Fagan, El gran calentamiento. Cómo influyó el cambio climático en el apogeo y caída de las civilizaciones, Barcelona, 2008.