LEÓN Y LA CONTRIBUCIÓN A LOS AUSTRIAS.

31.08.2018 11:11

                La ciudad de León se vio comprometida a la hora de servir a los reyes de la casa de Austria, cuyos compromisos militares y políticos fueron tan desbordantes. Aunque en 1574 sus regidores se mostraron dispuestos a ello, pidieron a Felipe II poder renunciar inter vivos a sus responsabilidades ante el Consejo en treinta día en lugar de veinte.

                La bajada, forzada por las circunstancias económicas del reino, de un millón de ducados anuales en el encabezamiento general de alcabalas de 1577 fue muy agradecida, pero a partir de 1588 los leoneses tuvieron que cargar con el nuevo impuesto de los millones. En 1589 solicitó su regimiento que nadie se eximiera de pagar las sisas para atenderlo y que los eclesiásticos no pudieran entrar sin tasa vino, burlando las prohibiciones municipales.

                A la altura de 1598, León se declaró exhausta, en peligro de despoblarse su reino, especialmente sus áreas de montaña. Los compromisos fiscales no cesaron por ello, pues la guerra proseguía. Para pagar lo acordado o arrancado en Cortes, pidió una serie de mercedes en 1600.                           

                Los administradores de las salinas y alfolíes del principado de Asturias deberían dar la sal al precio de los arrendamientos a los vecinos de la ciudad, jurisdicción, principado de Asturias, Babias, Arguellos y demás montañas del reino leonés. Deseaban sacar la sal necesaria según costumbre inmemorial, pero el tesorero y sus guardas lo habían estorbado con malos tratos. Se había acogido el tesorero a la cláusula que del principado de Asturias no se podía sacar sal a Castilla y Campos,  y se le acusó de querer la destrucción de un reino que vivía de la cría de sus ganados y del trato de los trajineros de las montañas y principado, que conducían la sal desde los alfolíes a los mercados de León, Astorga, La Bañeza y otras partes, donde cargaban pan y vino.

                Se pidió también una ayuda de costa anual a su corregidor de 500 ducados de más sobre las penas de cámara del reino al modo de Guadix, Segovia, San Clemente y Madrid. A su teniente se le dispensaría 200 de más. En aquel momento, el corregidor solo disponía de 500 de los propios, con los precios harto elevados. Por ello, no se encontraban administradores de justicia dignos, con perjuicio en los años pasados de la gente pobre de la ciudad y jurisdicción.

                 Igualmente se solicitó la agregación al corregimiento de la merindad de Valdebuzón, del obispado de la ciudad, para que su corregidor visitara y conociera en segunda instancia al modo de las Babias y Arguellos. Se presentaba por parte de los regidores como un beneficio para todos, máxime al ubicarse más cerca de León que de Oviedo.

                Lo cierto es que al final León tuvo que proseguir costeando una política costosa, a despecho de sus problemas.

                Fuentes.

                ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS. Patronato Real, legajo 77 (documento 352), 81 (documento 258) y 86 (documento 25).

                Víctor Manuel Galán Tendero.