LOS CONQUISTADORES TEUTÓNICOS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

27.12.2023 11:55

 

                La expansión alemana en la Europa Oriental de la Plena Edad Media al principio resultó pacífica, a impulsos de estímulos locales. Sin embargo, a los simples campesinos pronto siguieron los guerreros, que no se avinieron a pactar con casi nadie, como los príncipes cristianos de Brandemburgo. Se trataba de un principado eslavo que había florecido entre el 1100 y el 1161, cuyos gobernantes habían fundado abadías, protegido los caminos y acuñado moneda. Sin embargo, se mostraron tolerantes con los cultos no cristianos, y los reformadores de Hirschau y los premostratenses alemanes legitimaron en cierto modo su conquista.

                Los guerreros no se detuvieron ahí. Prosiguieron sus conquistas en la costa del Báltico, so capa de protegerse de los ataques de los pueblos paganos. Pronto adoptaron elementos de cruzada. De hecho, los orígenes de las órdenes militares germanas que combatieron allí se encuentran en Tierra Santa. Caballeros y hombres de negocios del Norte de Alemania regentaban sendos hospitales en Jerusalén y en San Juan de Acre, ciudad donde ocupaban un barrio. En 1199, el papa Inocencio III aprobó las reglas de una nueva orden hospitalaria y militar, la teutónica, que fue capaz de acumular importantes bienes en Tierra Santa.

                Su gran maestre Hermann de Salza (1211-39) no constriñó allí la acción de la orden, sino que también la implicó en la defensa de los reinos cristianos de la Europa Oriental. En 1211, los caballeros teutónicos combatieron contra los cumanos en apoyo de Andrés de Hungría, que llegó a temer su poder y ascendiente dentro de su reino. En vista de ello, se pusieron a disposición del duque de Polonia Conrado de Mazovia en la conquista de Prusia.

                Paralelamente, en el Bremen de 1197, el obispo de Riga formó con otros caballeros una nueva orden, inspirándose en la teutónica y con las reglas del Cister: la de los porta-espadas, con el emblema de dos espadas cruzadas sobre sus capas. Se dedicó a luchar contra los letones y los livonios a cristianizar.

                Se ha considerado que en 1230 los obispos del Sacro Imperio predicaron una auténtica cruzada contra los pueblos todavía paganos del Este europeo, que se manifestó muy lucrativa para ambas órdenes germanas. Los porta-espadas se adhirieron a la orden teutónica en 1237. Con sus fuerzas acrecidas, los caballeros teutónicos ahogaron en sangre la resistencia prusiana en 1240, seguida de una importante colonización.

                Con su conquista y colonización, la orden forjó un verdadero Estado propio en Prusia, organizado en encomiendas y con capital en Marienburg (la polaca Malbork), en el delta del Vístula. También fundaron los conquistadores las ciudades de Torum, Kuln, Elbing y Marienwerder del 1231 al 1237. Gracias a un acuerdo con la autoridad episcopal, establecieron la ciudad de Memel en la desembocadura del Niemen en 1252.

                Si el establecimiento de ciudades resultó de suma importancia en el éxito del nuevo Estado teutónico, tampoco lo fue menos el reclutamiento de caballeros germanos de modesta fortuna y ambiciones mayores. La hostilidad de los monarcas polacos tardaría en quebrantar tal sistema de conquista y dominación.

                Para saber más.

                William Urban, The Teutonic Knights. A Military History, Londres, 2003.