¿NOCHE DE PAZ? Por Víctor Manuel Galán Tendero.
La Nochebuena se vincula, al menos tal es el deseo, a la armonía entre las personas. Sin embargo, no siempre ha sido así, como bien demuestran una serie de pleitos.
Para empezar, la noche de Navidad de 1497 no fue de paz para el comerciante Juan Delgadillo, cuya tienda en el arrabal de Lucena fue robada. El delito no resultó baladí, y el corregidor de Córdoba Alonso Enríquez procedió tres meses después por orden expresa de los Reyes Católicos.
Perturbar la paz de aquella fecha no resultó inhabitual en la España de Isabel y Fernando, ya que en la víspera de Navidad de 1498 el provisor y vicario general de León denuncio graves alborotos, que también terminaron ante la justicia real, representada en este caso por el corregidor de León.
La celebración de la Nochebuena en los templos dio pie a más de un escándalo, como el protagonizado por don Álvaro de Osorio, hijo mayor de don Álvaro de Osorio, que se tomó libertades con las mujeres en la misa del gallo de 1594. Nuevamente fue una autoridad eclesiástica, la del obispo de Astorga, la que movió los hilos de la justicia real.
Las alegrías de la Nochebuena se prestaron a ciertos excesos, como los de la trifulca que enfrentó a los mozos de Arenas de San Pedro en las celebraciones de 1800. Una vez más, la justicia procedió, alargándose la causa ante la Real Chancillería de Valladolid hasta 1802 para evitar una nueva noche de “paz”.
Fuentes.
ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS.
Real Cancillería de los Reyes Católicos. Registro del Sello de Corte, legajo 149803, 488; legajo 149902, 76.
Consejo de Castilla, 434, 3.
ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID.
Salas de lo Criminal, Caja 687, 2.

