BLAS DE LEZO, EL BRAVO DEFENSOR DE CARTAGENA DE INDIAS. Por Javier Ramos Beltrán.

03.11.2014 15:43

    Su historia de abnegación, valor y heroísmo es ejemplo de la marina ilustrada que convierte a España en una de las mayores potencias navales del siglo XVIII. Invicto en todas las batallas en las que participa. Se llamaba Blas de Lezo y Olavarrieta, un vasco de Pasajes, que sirvió en la Armada de Felipe V.  Su gran victoria de 1741 en Cartagena de Indias ante Inglaterra evitó que perdiéramos en el siglo XVIII  un vital bastión de la América hispana. Cuando todavía éramos una potencia mundial.

                

    Ascensos por méritos de guerra.

    Se educó en un colegio de Francia, y salió de allí en 1701 para embarcar en la escuadra francesa como guardiamarina. Luis XIV había ordenado que hubiese el mayor intercambio posible de oficiales entre los ejércitos y las escuadras de España y Francia, así como que también fueran comunes las recompensas. Tenía apenas 17 años cuando entró como guardiamarina en tiempos convulsos como los de la Guerra de Sucesión a la corona española, el gran conflicto armado de la Europa de comienzos del siglo XVIII.

    Su primer ascenso a alférez de navío fue  por méritos de guerra en la cruenta batalla naval de Vélez-Malaga, donde Lezo perdió su pierna izquierda por una bala de cañón. Siguió en su puesto de combate sin ninguna queja.

    A partir de ese momento realizó una carrera meteórica por su valor y pericia, perdiendo el ojo izquierdo  en la defensa de Tolón. Le estalló el globo ocular por una esquirla de madera o un fragmento de metralla.  Después quedó con el brazo derecho inútil  por un balazo de mosquete en el segundo sitio de Barcelona, ganada para la causa del pretendiente austriaco Carlos III. Y siempre invicto, muchas veces ante enemigos muy numerosos y haciendo grandes capturas.

    Con 47 años llegó a teniente general, pese a su condición de mutilado desde que tenía 25. Era temido por su apodo el "mediohombre” o el "almirante patapalo", un hombre de mar que no se avenía bien con la Corte y sus intrigas, como el propio Lezo llegó a reconocer: “Que tan maltrecho cuerpo no era una buena figura para permanecer entre tanto lujo y que su lugar era la cubierta de un buque de guerra".

    Su gran victoria de 1741 en Cartagena de Indias.

    Cartagena de Indias era la llave de América y el paso del oro y la plata que tenía como destino España. Inglaterra armó la mayor flota de la historia, sólo superada  por la que se movilizó por la conquista de las playas de Normandía en la II Guerra Mundial.

    La armada, al mando del almirante Edward Vernon, estaba formada por 195 navíos (51 de ellos, buques de guerra), 3.000 cañones y unos 25.000 ingleses apoyados por 4.000 milicianos más de las colonias norteamericanas, mandados éstos por Lawrence, hermanastro del Presidente Washington.

    Frente a esta poderosa flota Lezo sólo disponía de  3.000 hombres, 600 indios flecheros, más la marinería y tropa de infantería de marina de los seis navíos de guerra de los que disponía la plaza fortificada de Cartagena de Indias: el 'Galicia' (que era la nave Capitana), el 'San Felipe', el 'San Carlos', el 'África', el 'Dragón' y el 'Conquistador'. La proporción era desfavorable: un español por cada diez ingleses.

    Tan seguros estaban los ingleses de su victoria que acuñaron una moneda con Lezo humillado y derrotado ante Edward Vernon. Sometieron a Cartagena de Indias a 67 jornadas de intenso cañoneo, que no cesaba ni de día ni de noche.

    Después llegó el ataque por tierra. Las tropas inglesas erraron en la altura de las murallas y las escalas se quedaron cortas en dos metros. No habían tenido en cuenta el foso que había ordenado construir Blas de Lezo. Fue una carnicería. Los ingleses dejaron en el campo a ocho mil hombres, según algunas fuentes favorables a nuestra causa, y sin poder tomar la plaza.

    Lezó atribuyó su victoria a las "misericordias de Dios", y no a su gran talento para el arte de la guerra. Vernon tuvo que claudicar y retirarse, y herido en su orgullo, sólo pudó gritar a los cuatro vientos su desperación: "God damn you, Lezo!" ("¡Que Dios te maldiga, Lezo!"). Vernon fue relevado y expulsado de la Marina en 1746, aunque la arrogancia y el orgullo inglés hizo que le enterraran en la Abadía de Westminster, panteón de los héroes, y en su tumba pusieron el siguiente epitafio: «Sometió a Charges, y en Cartagena conquistó hasta donde la fuerza naval pudo llevar la victoria».

    Era una forma de reconocer su gran derrota, que Inglaterra, por orden de su rey, ordenó borrar de su historia. Es una de las mayores derrotas navales de la Historia de Inglaterra.

    El olvido de Lezo.

    España olvidó a Lezo, que murió  pobre y enterrado  en una fosa común en Cartagena de Indias por intrigas políticas del virrey Eslava, sin saber que su rey le había exonerado de todos sus cargos y honores  a instancias del virrey.

    Carlos III le rehabilitó en 1760, concediéndole  a título póstumo el marquesado de Ovieto  por la "heroica defensa de Cartagena de Indias, donde murió". Hoy, una moderna fragata lleva el nombre de Blas de Lezo, el "mediohombre".