“Finalmente durante muchos años felizmente disfrutando de una época feliz en compañía de su grey, y viviendo con alegría de Dios, y floreciendo siempre lleno de virtudes, cierto día aconteció que de la región, de la que él mismo era oriundo, llegaron en naves desde oriente unos mercaderes griegos y atracaron en el litoral de Hispania. Y cuando llegaron a la ciudad emeritense fueron al encuentro del obispo según su costumbre. Los cuales, tras haber sido recibidos con benevolencia por éste y tras haber regresado, al salir de su palacio, a la casa donde se hospedaban, al día siguiente le enviaron un regalillo en agradecimiento, llevándolo un niño de nombre Fidel, que con ellos había venido de su país con el fin de obtener un salario.”
Vitas Sanctorum Patrum Emeritensium, 4, 3, 1, en J. N. Garvin, 1946.
Mediados del siglo VI.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.