COMERCIO Y TRIBUTACIÓN EN LA CASTILLA DEL XIII. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

16.12.2021 08:53

               

                La extensa Corona de Castilla abarcó desde mediados del siglo XIII de la cornisa cantábrica al valle del Guadalquivir, con una gran variedad de territorios tanto por su Historia como por su economía. En estas circunstancias, el comercio floreció, y no solo a nivel interno, ya que sus producciones atrajeron a negociantes extranjeros de distintas procedencias.

                En tiempos de Alfonso X se fomentaron los intercambios a través del establecimiento de ferias en varias localidades, algunas recientemente conquistadas a los musulmanes. En 1252 se concedió feria a Montiel y se impulsó la de Valladolid, en 1253 a Guadalajara, en 1254 a Sevilla, en 1255 a Badajoz y Cáceres, en 1263 a Cádiz, en 1266 a Murcia, en 1270 a Lorca, en 1272 a Orihuela, en 1274 a Écija, en 1282-86 a Córdoba, Jerez y Puerto de Santa María, y en 1287 a Niebla.

                Los almojarifazgos o impuestos sobre los géneros comerciales, de origen islámico, ofrecieron importantes beneficios a la realeza. Los del reino de Sevilla rindieron unos 450.000 maravedíes en 1291, correspondiendo a sus puertos 146.513 de los mismos. El beneficio fue de 94.000 maravedíes para el reino de Córdoba y para el de Toledo de 80.000.

                El despegue del comercio interior era muy acusado, y el mismo Alfonso el Sabio procuró despejarlo de trabas, dentro del pensamiento de su tiempo. Prohibió en 1267 e insistió en 1274 en que el concejo de Cuenca impusiera coto o limitación de ventas a todos los comerciantes forasteros que satisficieran los portazgos y otros impuestos.

                Las motivaciones fiscales pesaron mucho para un monarca con tantos compromisos y aspiraciones como Alfonso X. En 1268 estableció los diezmos aduaneros en sus fronteras. Los de la raya con Portugal rentaron unos 30.000 maravedíes en 1294, menos que los 40.000 de Galicia sin el puerto de La Coruña. De los de la raya con Navarra y Aragón no disponemos de datos. La parte del león correspondió al tramo de San Vicente de la Barquera a Fuenterrabía, con 500.000 anuales, superiores a los del rico reino de Sevilla, ya que el área de Aquitania atraía por entonces  a muchos hombres de negocios.

                Evidentemente, el comercio fue una de las palancas del enriquecimiento de la Castilla de la Baja Edad Media y del poder de sus monarcas.

                Fuente.

                AA. VV., Alfonso X. Aportaciones de un rey castellano a la construcción de Europa, Murcia, 1997.