CÓMO RENDIR TURÍN PARA CARLOS V. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

09.11.2020 09:36

               

                En 1535 murió sin sucesión el duque de Milán Francisco María Sforza, disputándose el ducado Carlos V y Francisco I. La lucha por el dominio de Italia volvió a recrudecerse y los franceses se hicieron con el dominio de Turín en 1536, junto a otros enclaves del estratégico Piamonte, controlando el paso del Po. Desde aquí, podían atacar a los aliados y a los dominios de Carlos V.

                En el círculo del emperador, se valoró la gravedad del problema. Por una guerra ordinaria era extremadamente complicado rendir sus fortificaciones, además de sumamente cara. Los franceses podían ser socorridos con rapidez, además, desde la misma Francia.

                Por si fuera poco, la cercanía entre las fuerzas de ambos contendientes exponía a los imperiales a un golpe contra sus vituallas. Deberían de ser custodiadas por guarniciones más numerosas. La tala de los campos dominados por los franceses exigirían, además, más de mil gastadores durante al menos una larga quincena.

                Para decantar la balanza a favor del emperador, se propuso juntar un ejército por el tiempo en el que finalizaba agosto para irrumpir por Vulpiano. Desde aquí se quemarían los campos hasta los montes. Las fuerzas retornarían a sus posiciones iniciales por el marquesado de Saluzzo, por donde se podía vadear a pie el Po.

                Con todo, cerca de Turín se dispondría un campamento para hostilizar al enemigo durante el invierno, privándolo de trigo, vino y de paja para su caballería. La población campesina se vería empujada a refugiarse en los puntos fortificados dominados por los franceses, que tendrían que asumir notables problemas logísticos. Con pocos efectivos, los españoles podían mantener un verdadero presidio y lograr la rendición de sus adversarios.

                Lo cierto es que los franceses retuvieron Turín hasta 1562, dirigiéndose hacia allí reyes como Enrique II en 1548. La estrategia de conquista propuesta era inteligente, pero muy laboriosa.

                Fuentes.             

                ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS.

                Patronato Real, Legajo 46, documento 4.