CUANDO EL SIGLO XX SE HA ENTROMETIDO EN EL XXI, QUEDANDO COMO EL XIX.

31.12.2022 10:48

               

                Terminamos el 2022, lo que no es poco después de todo, pues mucho se nos ha amenazado con el apocalipsis nuclear. Somos muy conscientes de lo que significaría el día después.

                Cuando la Rusia de Putin invadió Ucrania, volvieron a sonar las alertas de tiempos de la crisis de los misiles. Incluso retrocedimos a los oscuros días de la invasión nazi de Polonia, con su guerra relámpago descarnada. Parecía que los ucranianos seguirían la triste suerte de los polacos de 1939.

                Tal cosa no sucedió. En primer lugar, lo evitó la resistencia de los ucranianos, que recibieron las simpatías de una buena parte de los pueblos del mundo. Al final, el ejército ruso ha ido retrocediendo, dejando un reguero de graves crímenes contra las personas, de lamentable recuerdo.

                Los forzados soldados rusos no han dado muestras de entusiasmo, precisamente, y los problemas logísticos han sido el pan nuestro de cada día de su ejército, que parece rendir un penoso homenaje al de los zares de la guerra de Crimea (1853-6). La Rusia autoritaria y nacionalista ha vuelto a recibir un buen golpe. Las ideas del eterno retorno parecen acertadas.

                En este final de año, las gentes de Ucrania prosiguen en la brecha, mientras en Irán las protestas también continúan contra un régimen que restringe las libertades humanas. Nos pronosticaban un invierno nuclear y vivimos una primavera de los pueblos, de los que no quieren someterse a ningún yugo. Vistas así las cosas, es preferible el revival del XIX al del XX.

                Quizá no estaría de más apuntar, a fuerza de parecer ilusos, que ya vivimos en el siglo XXI, el de un mundo interconectado por el que viajan como Pedro por su casa los virus, los productos, las ideas y las personas. Es una verdad tan evidente que hasta la nomenclatura china ha terminado separándose de los furores de Putin, por mucho que miren Taiwán desde su ventana. El daño que uno hace se vuelve contra uno mismo, pues es toda la comunidad la que termina encajando el golpe.

                Sería estupendo, al menos el pensarlo, que el nefasto 2022 ayudara a que naciera un mejor 2023.

                Víctor Manuel Galán Tendero.