DOCUMENTO HISTÓRICO. El explorador español Bonelli describe Shengueti.

08.03.2015 00:04

 

                “Es también indudable que Shengueti, población de unas treinta mil almas, constituye el centro donde residen las principales autoridades del Adrar y el núcleo de población más ilustrada que encierra esta vastísima región sahárica. La familia del jefe más caracterizado, Ueld-el-Aida, es muy numerosa y respetada por los creyentes; los sherifes –especie de santos en vida- gozan de privilegios excepcionales y se multiplican de un modo pasmoso, con grandes ventajas para el comercio y para la instrucción de aquel pueblo salvaje, que no respeta otro freno que el dominio ejercido en esta forma; y los habitantes en general tienen un concepto de sí mismos tan elevado, por pertenecer a la tribu de Ulad-Sbá, que raya en la más ridícula de las pedanterías.

                “La importancia de Shengueti, en nuestro concepto, estriba en el considerable movimiento de la población flotante que la distingue y que representa una vida comercial muy digna de estudio para la colonización de África. A sus mercados, que se reúnen con mucha frecuencia, concurren con diferentes productos muchas tribus que se hallan a lejanas distancias; allí se concentran los comerciantes que proceden de Timbuctú, del Senegal o Marruecos, con oro, marfil, dátiles, manufacturas de algodón, azúcar, té, quincallería y artículos del Mogreb, ofreciendo los días de feria una animación indescriptible y un ruido infernal por las idas y venidas, gritos o imprecaciones de aquellos seres, que sólo pueden concebirse asemejándose con los que la Biblia nos describe.

                                

                “Dentro de la población existen tiendas a manera de nichos de pared, en las cuales se sienta el comerciante y ve transcurrir las horas pasando las cuentas de su rosario, sin impacientarse ni por la venta ni mostrar empeño en las compras que se realizan en pública subasta y que adquiere sin moverse de su sitio.

                “Las casas de los magnates o sherifes están siempre custodiadas por uno o varios esclavos, y son objeto de un respeto exagerado. Sus mujeres guardan fielmente las prescripciones del Profeta; no se presentan en público ni salen a la calle sin haberse cubierto el rostro con gran esmero, dejando un ojo libre para ver el terreno que pisan, pero siempre deben ir acompañadas de sus esclavas.”

                                                    

                Emilio BONELLI HERNÁNDEZ, Descripción geográfica, comercial y agrícola del Sáhara, Madrid, Ministerio de Fomento, 1887.

                Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.