DOCUMENTO HISTÓRICO. La crisis política rusa y los antecedentes del Octubre Rojo.

05.02.2016 06:52

 

                “Triunfante el movimiento, los obreros y los soldados resultaron ser los amos de la situación. Juzgando a primera vista, podría decirse que se instauró la dictadura democrática de los obreros y los campesinos. Sin embargo, la revolución de Febrero llevó al poder, en realidad, a un gobierno burgués, con la sola particularidad de que el nuevo poder de las clases poseedoras se veía circunscrito por el de los soviets de obreros y soldados, si bien éste no se llevaba hasta sus últimas consecuencias. La baraja se revolvió. En vez de una dictadura revolucionaria, es decir, de una concentración de poder, se instauró un régimen incoherente de poder dual, en el que las menguadas energías de los elementos dirigentes se malgastaban estérilmente en superar los conflictos internos.”

                

                León TROTSKI, Historia de la revolución rusa, Madrid, 1985. Primer volumen, p. 254.

                “En las relaciones entre un Gobierno débil y un pueblo en rebelión, llega siempre un momento en que cualquier acto que venga del poder exaspera a las masas, y toda negativa a actuar, excita su desprecio.

                “El proyecto de abandonar Petrogrado desencadenó una tempestad, y el mentís público por medio del cual Kerenski afirmaba que el Gobierno no abrigaba intención alguna al respecto, fue acogido con sarcasmos y rechiflas.

                (…)

                “En Jarkov se organizaron treinta mil mineros, adoptando como consigna el preámbulo de los estatutos de los IWW: “Nada hay en común entre la clase obrera y la clase patronal.” Los cosacos los dispersaron; algunos propietarios de minas impusieron el lock-out, y el resto de los mineros declaró la huelga general. El ministro de Industria y Comercio, Konovalov, dio plenos poderes a su ayudante, Orlov, encargándole de poner fin a los disturbios, pero el Tsik, no solo aprobó esa gestión, sino que se negó a pedir que fuesen retirados los cosacos de la cuenca del Donetz.”

                John REED, Diez días que estremecieron al mundo, Barcelona, 1985, p. 60.

                Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.