DOCUMENTO HISTÓRICO. Los franceses caen en una celada española en la Florida (1565).

22.08.2015 18:44

                “Como ya se dijo anteriormente, nuestras gentes estaban en el litoral de la ría, más allá del fuerte, y el mismo día vieron en la otra ribera, en dirección al fuerte, una compañía de soldados armados con su bandera desplegada. Conjeturaron, por lo que pudieron ver en la distancia, que eran españoles; nuestros franceses, sumidos en la angustia y como último extremo, enviaron nadando a algunos de la compañía para proponerles la rendición si salvaban nuestras vidas. Los enviados fueron recibidos en un primer momento con cierta humanidad. El capitán de esta compañía española, que se hacía llamar Vallemande (el adelantado Pedro Menéndez), dio palabra de gentilhombre, caballero y cristiano de estar bien dispuesto hacia los franceses, incluso, aun cuando estuvieran dispuestos para la guerra, que el español victorioso se contentaba con el lugar del francés, sin más, exhortando a un intérprete con objeto de que todos se convencieran de su promesa, y que nunca quisiera faltar a ésta, de forma que las naciones no pudieran reprochárselo, y prestamente hizo botar una barca en la cual él mandó que fueran cinco españoles y que pasasen junto con nuestras gentes, lo que hicieron. Habiendo pasado el cauce y hecha una locución de parte del capitán Vallemande, el capitán Jean Ribault entró de los primeros en la barca con nosotros, hasta el número de treinta, siendo recibido por Vallemande con bastante humanidad, pero los demás de su compañía fueron puestos a buen recaudo y atados todos, de dos en dos, con las manos en la espalda.

                    

                “Entonces el resto de los nuestros pasó, treinta a la vez, mientras que Vallemande entretenía con falsas palabras a nuestro buen capitán Jean Ribault, que esperaba simplemente que Vallemande cumpliese su palabra, bajo la que se había comprometido. Y a medida que los nuestros iban pasando, iban siendo atados de dos en dos, y cuando estaban todos reunidos, franceses y españoles, caminaron hacia el fuerte; el capitán Jean Ribault y otros, particularmente el señor de Ottigny, cuando vieron de esta guisa a los nuestros por parejas, comenzaron a demudarse y directamente se encomendaron a la palabra dada por el señor de Vallemande, quien los tranquilizaba diciendo que sus ataduras eran solamente para llevarles hasta el fuerte sin preocupación y que, una vez en él, mantendría lo que había prometido. Cuando estaban ya cerca del fuerte, empezó a preguntar quiénes eran los marineros, carpinteros de navío, zapadores y otros que podían ser útiles a los oficios de la marina y que, siendo escogidos, se encontraban hasta treinta hombres. Pronto salió una compañía del fuerte al encuentro de nuestras gentes, a las cuales se hizo marchar tras el señor de Vallemande y su compañía, cual si fuese ganado al que se llevase al matadero, al son de pífanos, tamboriles y trompas, con lo que estos furiosos españoles se lanzaron sobre los pobres franceses tal como estaban atados y agarrotados, matándoles a golpe de pica, de alabarda y de espada, de manera que en media hora terminaron con todos en una gloriosa victoria en la que villanamente fueron muertos los que se habían rendido a la palabra y a la salvaguarda.”

                Nicolás LE CHALLEUX, Discours de l´histoire de La Floride (1566), Libro II. Editado por J. M. Gómez-Tabanera en Franceses en la Florida, Historia 16, Madrid, 1991, pp. 290-293.

                Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.