DOCUMENTO HISTÓRICO. Roberto de Bruce, el Judas Macabeo de Escocia.
"Señores que gustéis de escuchar, ahora ya comienza aquí el romance sobre hombres que pasaron grandes cuitas, y sufrieron muy duros trabajos antes de conseguir lo que querían. Mas luego nuestro Señor les envió tal gracia, que entonces ellos, por su gran valor, alcanzaron muy gran honor y altura, a pesar de todos sus enemigos, que eran tantos, que siempre por cada uno de ellos había al menos mil. Mas, donde ayuda Dios ¿quién puede resistir? Y si hemos de decir la verdad, a veces había incluso más de mil. Pero Dios, que es quien más poder tiene, los preservó en su previsión, para vengar el daño y la persecución que aquella gente, mucha y miserable, trajo a la gente sencilla y valerosa que no podía defenderse. Por eso fueron como los Macabeos, que, como se dice en la Biblia, por su gran dignidad y valor lucharon en muchos duros combates para librar a su país de gente que, de modo inicuo, los había sojuzgado a ellos y a los suyos. Por su valentía, obraron de tal modo que con pocos hombres lograron vencer a reyes poderosos, según cuanta la historia, y consiguieron liberar su tierra, por lo que ha de ser alabado su nombre.
"Este señor de Bruce, del que hablé antes, al ver cómo el reino perecía, y al ver al pueblo tan atormentado, sintió una gran lástima. Mas cualquiera que fuera esa lastima, no la mostró hasta que una vez sir Juan Comyn, cuando venían a caballo desde Stirling, le dijo:
"-Señor, ¿no queréis ver de qué modo se gobierna este país? Matan a nuestra gente sin motivo, y ocupan esta tierra sin razón, y vos debíais ser señor de ella. Y si queréis vos confiar en mí, conseguiréis por ello haceros rey, siempre que me cedáis todas las tierras que ahora se encuentran bajo vuestra mano. Y si vos no queréis hacerlo así, ni asumir vos tal estado, todas mis tierras completas serán vuestras, y dejaréis que tome yo ese estado, y saque a este país del sometimiento. Pues no hay en esta tierra hombre ni paje a quien no le alegrara hacerse libre.
"Oyó el señor de Bruce estas palabras, y pensó que decía la verdad, y pues su voluntad lo apetecía, para ello pronto dio consentimiento, y dijo:
"-Puesto que así queréis que sea, yo tomaré gustoso ese estado, pues sé que tengo el derecho, y suele suceder bastantes veces que el derecho convierte en fuerte al débil."
JOHN BARBOUR, La gesta de Roberto de Bruce. Traducción y edición de Fernando Toda Iglesia, p. 39, Salamanca, 1998, Ediciones Colegio de España.
(Selección de Víctor Manuel Galán Tendero).