EL ABATIMIENTO DEL ORDEN CAROLINGIO.
“Celebradas las bodas (del rey Carlos y Ermetruda de Orleans) el 19 de las calendas de enero (el 14 de diciembre del 842), celebró la Navidad del Señor en San Quintín, y se dirigió a Valenciennes, en donde decidió también quiénes de sus fieles deberían permanecer en la zona comprendida ente el Mosa y el Sena para custodiar la región. Por último, juntamente con su esposa, se encaminó a la zona de Aquitania en el año 843 de la encarnación del Señor, durante el invierno. Y dicho invierno resultó especialmente frío y largo, además de abundante en enfermedades y muy poco propicio para la agricultura, la ganadería en todas sus especies y la apicultura.
“Que también aprendan todos aquí que quien cometa la locura desatender el interés público y se dedique insanamente a perseguir sus propios intereses particulares, ofende con ambas actitudes a tal punto a su Creador que convierte a todos los elementos sin excepción en contrarios a su delirio. Y de una cosa tal presentaré ahora muy fácilmente la prueba con la ayuda de ejemplos aún ahora conocidos de casi todos. Pues en los tiempos de Carlomagno, de feliz memoria, quien muriera hace casi ya treinta años, como el pueblo marchaba por un mismo y recto camino, que por esto era el camino público del Señor, la paz y la concordia reinaban para todos en todas partes; pero en la actualidad, por el contrario, como cada uno sigue el sendero que más le place, en todos lados se manifiestan disputas y querellas. Entonces, por todas partes florecían la abundancia y la alegría; ahora, en todos lados, la penuria y la tristeza. Los elementos mismos se mostraban entonces favorables a cada cosa; ahora, en cambio, contrarios a todo en todos los sitios, como lo atestigua el don divino de la Escritura: Y el universo luchará contra los insensatos.
“Por el mismo tiempo se produjo un eclipse de luna, el día 13 de las calendas de abril (20 de marzo); además, mucha nieve cayó en esa misma noche y a todos, como se ha dicho antes, por justo juicio de Dios, infundió tristeza. Lo digo porque en todas partes se extendían cada vez más los robos y males de toda especie, al tiempo que las inclemencias del tiempo hacían perder a todos las esperanzas de cualquier bien futuro.”
Nitardo, Historia de los hijos de Luis el Piadoso, Barcelona, 1986, pp. 141-142.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.