EL ESTRATEGA DEL II REICH. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
El ejército prusiano que derrotó a Dinamarca, Austria y Prusia, facilitando la reunificación alemana, debió mucho a ciertas figuras del pasado. De Federico II tomó el valor del adiestramiento en la paz y en la guerra de la tenacidad. Las derrotas ante Napoleón hicieron comprender a muchos de sus oficiales la importancia de la estrategia. Se introdujo la conscripción universal sin exenciones para enfrentarse a los desafíos de la guerra revolucionaria, por mucho que el mando se reservara a la nobleza. Asimismo, se forjó un Estado Mayor, cuyo jefe sería desde 1821 el principal consejero militar del rey.
Nacido en Mecklemburgo en 1800, Moltke sacó buen provecho de todo ello. Su padre había sido oficial del rey de Dinamarca y él se incorporó al ejército prusiano en 1822. Aconsejó al sultán turco entre 1835 y 1839, sin que sus recomendaciones fueran escuchadas por el comandante otomano en la campaña de Egipto. Ya en 1857 el entonces regente Guillermo I lo nombró jefe del Estado Mayor.
Apreció enormemente la importancia del ferrocarril en el despliegue militar, insistiendo sobre el particular desde la guerra en Italia de 1859. A su criterio, la ampliación de la red ferroviaria era más importante que la del sistema de fortificaciones fronterizas, pues así se podría alcanzar de manera ofensiva una victoria lo antes posible.
Fue partidario de la oportuna confluencia de distintos cuerpos de ejército en un punto, a realizar en la misma jornada de la batalla, según sus conclusiones de la guerra con Austria en 1866. Acomodó la estrategia a las circunstancias concretas para alcanzar mejor los objetivos militares, brindando el estudio de la Historia importantes conocimientos para trazarla.
Ante las circunstancias cambiantes del campo de batalla, los oficiales podían hacer las adaptaciones estratégicas adecuadas para conseguir el triunfo. Opinaba que “una orden debe contener todo cuanto un comandante no puede hacer por sí mismo, pero nada más que eso”. Tales planteamientos le sirvieron para corregir los errores del alto mando en la guerra contra Dinamarca y se aplicaron exitosamente contra Francia en 1870-71.
Un ejemplo de flexibilidad de sus planteamientos lo constituye la batalla de Sadowa contra los austriacos, donde conservó el espacio suficiente pata aplicar su maniobra de líneas internas, derrotando primero a una fuerza y luego a otra. Si Bismarck resultó ser el arquitecto político del II Reich, Moltke desempeñó el papel de militar.
Para saber más.
Daniel Hughes, Moltke of the Art of War, Novato, 2003.

