EL FUSILAMIENTO DEL GENERAL TORRIJOS EN EL LIENZO. Por Natalia Fernández Gómez.

23.10.2014 16:02

    La obra que a continuación vamos a comentar se titula El fusilamiento de Torrijos, y pertenece al artista Antonio Gisbert. Este cuadro se realizó en el año 1888 y hace referencia al fusilamiento de José María de Torrijos y Uriarte, militar liberal que fue Mariscal de Campo y ministro de la Guerra en el Trienio Liberal, y que en el momento en que el absolutismo volvió se opuso al rey Fernando VII, lo que le llevó a ser fusilado, junto con otros compañeros, en el año 1831 en la playa de Málaga.

 

    En el lienzo se puede observar, en primer lugar, de fondo un pueblo y en la parte más izquierda, la playa, lugar del fusilamiento. De entre las personas que pueblan este cuadro aparece al fondo el ejército con el capitán adelante y, como no podía ser de otro modo, al mando. Delante de estos se sitúan un grupo de 18 personas, que comentaremos comenzando por la izquierda.

 

    En primer lugar, se observa un personaje en posición arrodillada que muestra el abatimiento y tristeza de quien espera ser fusilado, y al lado se muestra un abrazo entre camaradas, entendiendo que es de despedida por el final que se avecina. A continuación vemos a un eclesiástico vendándole los ojos a una persona que posteriormente va a ser fusilada también, pues esa era su costumbre para dar final a la vida de las víctimas, viendo también otras personas con los ojos ya vendados esperando su muerte.

 

    Yéndonos al ala derecha de la obra, podemos ver a otra figura perteneciente al clero leyendo la Biblia mientras, otro le venda los ojos también a un futuro fusilado. Antonio Gisbert ha colocado en el centro de la obra al principal protagonista del fusilamiento, vestido de forma muy diferente a los pertenecientes al sector absolutista, pues lleva puesto un abrigo largo con doble botonera, al igual que los que lo acompañan, partidarios del liberalismo también. Se muestra de esta manera también la diferencia entre el sector conservador y el liberal.

 

    Por último, delante de esta fila de personajes encontramos a las personas que han sido ya fusiladas, entre las que se sitúa Torrijos. Esta se distingue de las demás víctimas porque el pañuelo que llevaba en los ojos se le ha caído, mientras que los demás lo llevan puesto todavía; además de que podemos ver en él las manos atadas, que hacen referencia a la emboscada de la que fue víctima, siendo asesinado sin juicio previo.

 

    Antonio Gisbert ha utilizado una gama relativamente limitada de colores que contribuye a crear un ambiente hostil, además de pintar un cielo gris, que anuncia, sin lugar a dudas, una tormenta próxima, o una tormenta ya presente. El autor también ha situado al principal autor del fusilamiento de Torrijos un poco más avanzado que los demás, con las manos un poco echadas para atrás, diferenciándose también de los demás personajes.

 

    Todas estas personas situadas en este escenario representan en general el terror que en ese momento vivían los partidarios liberales, víctimas de una fuerte represión y con el miedo perpetúo a ser fusilados a manos de los absolutistas. Este pánico era tal que muchos marcharon hacia el exilio para escapar de esta muerte o de la cárcel, pues esta represión se mantuvo durante toda la Década Ominosa (1823-33).

 

    Según comentábamos anteriormente, el hecho histórico que sucedió el 11 de diciembre de 1831 y recordado en esta obra fue la emboscada preparada por el Gobierno de Málaga hacia José María de Torrijos y Uriarte. Esta es considerada una obra maestra de la pintura histórica del siglo XIX, porque muestra, reiterándome, los horrores vividos por los liberales durante esa época. También podemos observar que este lienzo puede ser aplicado a la Guerra Civil Española (1936-1939), cuando los nacionalistas fusilaron a los republicanos.

 

    En conclusión, este lienzo me parece una gran obra maestra, sin exageración. Esto es así porque, dejando a un lado mi admiración hacia los cuadros de fusilamientos por una razón que después comentaré, creo que Antonio Gisbert plasma muy bien y con mucho movimiento, en mi opinión, cómo preparaban los fusilamientos, pues podemos ver en línea recta a personas que vendan los ojos a las víctimas y a miembros del clero leyendo la Biblia e intentando salvar el alma de quienes van a morir.

 

    He comentado antes que me considero una admiradora de los cuadros en los que se representan fusilamientos, porque los autores plasman de una manera perfecta, bajo mi sano juicio, cual era el ritual de estos actos, dándoles protagonismo de alguna manera a los protagonistas del cuadro. Me parece oportuno poner como ejemplo de estas obras a una gran obra maestra con todas las letras que tuve el placer de ver en el Museo del Prado de Madrid, del artista Francisco de Goya: Los fusilamientos del tres de mayo, cumpliendo estas características que acabo de comentar y que definen los cuadros de este tipo.