EL HORÓSCOPO DE JESUCRISTO. Por Esteban Martínez Escrig.

05.07.2016 14:34
El nacimiento de Jesús ha apasionado a todo tipo de personas, de creadores y de pensadores a lo largo de los siglos. Son innumerables sus representaciones pictóricas y muchas personas podrían citar un buen número de distintos artistas de épocas diferentes.
Alrededor de su nacimiento se han suscitado cuestiones ciertamente intrincadas como las del horóscopo del salvador. Los magos de Oriente se relacionan con este tema, que apasionó a Alfonso X el Sabio y a Kepler, entre otros.
Durante una buena parte de la Edad Media se fijó el comienzo del año en el 25 de marzo, lo que indujo a que se situara en principio la fecha natalicia y de defunción de Jesús aquel día, que se hizo también coincidir con la del nacimiento del padre Adán.
Según esta tendencia, los astrónomos se inclinaron a situarlo bajo la influencia de la estrella en el signo de piscis. En el tímpano del claustro de San Pedro el Viejo de Huesca se representa esta escena. 
Disquisiciones más afinadas precisaban que Jesucristo nació el 1 de marzo a las seis horas y veinte minutos bajo una gran conjunción planetaria, la de la celebérrima estrella anunciada. Se alinearon el sol, la luna, Júpiter, Saturno, Urano y Venus, cercanos en Piscis. Lo anunció Mercurio en acuario con la oposición de Marte, lo que según los tratadistas de la época (ciertamente ingeniosos) significaba paz y su orto gloria y esplendor. 
Los reyes magos, abundando más, supieron de aquella conjunción astral y entre el 8 y el 14 de julio dieron con Jesucristo en Belén, al parecer durante una hora de madrugada. El ofrecimiento del oro se relacionó con el del sol, el del incienso con Júpiter y con Saturno el de la mirra. Precisamente en tal intervalo de tiempo los dos planetas citados se vuelven estáticos, lo que se interpretó como una parada de la estrella, que una o dos horas antes de salir el sol se encontraba en su cénit.
En los primeros siglos del cristianismo los peces harían referencia al signo de piscis de Jesucristo.

    El nacimiento de Jesús ha apasionado a todo tipo de personas, de creadores y de pensadores a lo largo de los siglos. Son innumerables sus representaciones pictóricas y muchas personas podrían citar un buen número de distintos artistas de épocas diferentes.

    Alrededor de su nacimiento se han suscitado cuestiones ciertamente intrincadas como las del horóscopo del salvador. Los magos de Oriente se relacionan con este tema, que apasionó a Alfonso X el Sabio y a Kepler, entre otros.

    Durante una buena parte de la Edad Media se fijó el comienzo del año en el 25 de marzo, lo que indujo a que se situara en principio la fecha natalicia y de defunción de Jesús aquel día, que se hizo también coincidir con la del nacimiento del padre Adán.

    Según esta tendencia, los astrónomos se inclinaron a situarlo bajo la influencia de la estrella en el signo de piscis. En el tímpano del claustro de San Pedro el Viejo de Huesca se representa esta escena.

    Disquisiciones más afinadas precisaban que Jesucristo nació el 1 de marzo a las seis horas y veinte minutos bajo una gran conjunción planetaria, la de la celebérrima estrella anunciada. Se alinearon el sol, la luna, Júpiter, Saturno, Urano y Venus, cercanos en Piscis. Lo anunció Mercurio en acuario con la oposición de Marte, lo que según los tratadistas de la época (ciertamente ingeniosos) significaba paz y su orto gloria y esplendor.

    Los reyes magos, abundando más, supieron de aquella conjunción astral y entre el 8 y el 14 de julio dieron con Jesucristo en Belén, al parecer durante una hora de madrugada. El ofrecimiento del oro se relacionó con el del sol, el del incienso con Júpiter y con Saturno el de la mirra. Precisamente en tal intervalo de tiempo los dos planetas citados se vuelven estáticos, lo que se interpretó como una parada de la estrella, que una o dos horas antes de salir el sol se encontraba en su cénit.

    En los primeros siglos del cristianismo los peces harían referencia al signo de piscis de Jesucristo.