EL MITO DE PERSÉFONE. Por Noelia García Hernández.

18.05.2015 06:39

    Según la mitología griega Perséfone era la hija de Zeus, padre de los Dioses, y Deméter, diosa de la fecundidad, de la tierra y la agricultura. Vivía en un bosque lejano, en cuyos lindes se abría la espesura, en compañía de otras ninfas como ella, hijas de dioses o de dios y mortal. Con ellas jugaba y se hizo mayor bajo el cuidado de su tierna madre. Perséfone creció feliz entre juegos, risas, cantos y bailes, pero no todo podía ser hermoso.

    Un día en que Hades, señor de los infiernos, caminaba por los límites de sus terrenos, se acercó demasiado a esa espesura en la que acababa el bosque, hogar de Perséfone. La vio, teniendo todo lo que él no tenía (gracia y vitalidad), y se enamoró. Quiso casarse con ella.

    En este punto el mito presenta varias versiones. Una cuenta que Zeus no quiso tener problemas con el amo de los infiernos y  consintió la boda, sin dejarse ablandar por las súplicas de Deméter o las lágrimas de su hija. Otras cuentan que fue el propio Hades el que tramó un plan por el que su amada bajaría a su reino, ya que él no podía abandonarlo. Encantó una de las flores que tanto le gustaban a ella para hacerse una diadema para llevarla a su reino tras ser engullida.

    Fueron días muy duros para Perséfone, que al final pasó de la reticencia más notable a la triste resignación. Al final se resignó a casarse con Hades.       

    Deméter, mientras tanto, buscaba a su hija y durante nueve días y sus nueve noches recorrió la tierra hasta que el Sol le reveló lo que había contemplado. La encolerizada madre dejó la tierra, huérfana de sus atenciones y estéril, y reclamó justicia a Zeus, que nada pudo hacer. En el banquete de bodas Perséfone había comido una granada, la fruta del inframundo que la retendría allí.

    Deméter no se desanimó. Cruzó la laguna Estigia, no temió al perro Cancerbero y llegó al infierno, del que no se iría sin su hija.

    Las flores no crecían, los pastos se secaron y los animales no tenían crías ante la ausencia de Deméter. Zeus intervino y se llegó a un acuerdo: Perséfone pasaría medio año en cada lugar. Así es como explicaron los antiguos griegos el ritmo estacional. El mito acompaña al conocimiento.

    Perséfone con su madre (primavera y verano)

    

    Perséfone con Hades (otoño e invierno)