EL PODER EN EL ARGEL DE LOS PACHÁS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

23.08.2022 11:06

               

                En 1510, los españoles ocuparon el peñón de Argel y sus islotes aledaños. Parecía que iban a dominar una buena parte del litoral magrebí. Sin embargo, los naturales de Argel requirieron la ayuda de los hermanos Barbarroja, unos destacados corsarios que se adueñaron de la ciudad en 1515.

                Para hacer frente a los españoles, uno de ellos, Khayreddin, aceptó la autoridad del sultán otomano Selim I. A cambio de su homenaje, aquél fue nombrado su gobernador o beylerbey con el título de pachá. Argel se convirtió en una regencia otomana, a la que el sultán enviaría 2.000 mosqueteros, además de autorizar el embarque en 1518 de 4.000 voluntarios para guerrear, con los privilegios de los jenízaros. Con tales recursos, Barbarroja conquistó Bona y Constantina, desalojó a los españoles del peñón argelino, y lanzó intensas incursiones corsarias contra la Europa cristiana.

                El equilibrio de poder en el vivaz Argel fue complicado, pues no todos los pachás tuvieron el carácter de Barbarroja. Debieron atender el parecer de la asamblea o diván de los jenízaros, con sus comandantes o aghas al frente, y al de la taifa de los arráeces corsarios. Aunque tuvieran enemigos e intereses comunes, las relaciones entre el diván y la taifa distaron de ser cordiales. Dentro de ambas también hubo sus más y sus menos.

                Entre 1516 y 1596 se sucedieron hasta treinta y un pachás. Algunos solo consiguieron permanecer al frente del poder unos meses. De morir o perder el favor del sultán uno de sus protectores, como un visir, los pachás eran llamados a Constantinopla a rendir cuentas. Una rebelión de los jenízaros también los podía derrocar.

                En el curso de la conquista de Túnez en 1534, Barbarroja se enfrentó con sus renegados a los jenízaros sublevados. Cayeron en los combates unos doscientos, y los supervivientes fueron colgados en las almenas de la muralla de Argel. En medio de una fuerte hambruna, los jenízaros saquearon en el invierno de 1579-80 los almacenes del gobierno y de los comerciantes.

                Los jenízaros se unieron con las mujeres norteafricanas a menudo, pero sus hijos (los kulughli) fueron apartados del poder, lo que condujo a enconados conflictos. El trato con las poblaciones del interior, que a veces se negaron a pagar tributo, también fue complicado.

                En 1659 se acabó toda una época de la Historia de Argel, cuando los jenízaros privaron del poder al pachá. Se lo confiaron a un agha. Hasta 1671 se sucedieron distintos aghas, convirtiéndose de facto Argel en una inestable república militar. Al final, un autónomo dey gobernaría la temperamental Argel.

                Para saber más.

                Robert Mantran (director), Histoire de l´empire ottoman, París, 1989.