EL ZORRO EN LA CULTURA JAPONESA. Por Víctor Hernández Ochando
Los zorros, kitsune en japonés, son animales por los que los nipones sienten mucha devoción. Son los guardianes de aldeas y bosques, y poseen una gran inteligencia y poderes mágicos. Se diferencian en dos tipos:
Los Zenko son los zorros que están bajo el mandato de la diosa sintoísta Inari, que tiene muchos templos por todo el país. En la entrada se pueden encontrar a estos zorros de pelaje blanco que son los guardianes y sirvientes de la diosa. Antiguamente Inari era la diosa del arroz que recibía culto de los agricultores, pero conforme pasó el tiempo, artesanos, mercaderes y samuráis se unieron. Además, la figura del zorro comenzó a ser la protagonista del rezo, al que le piden los deseos para que se los transmita a Inari. Para ello le dejan su comida favorita, tofu frito, como ofrenda, y si la plegaria se ha cumplido colocan un delantal rojo en la estatua del kitsune.
Por otro lado están los Yako, zorros de un color más oscuro y que se dedican a usar sus poderes para hacer travesuras. En las leyendas se dice que los traviesos atacaban a gente orgullosa y codiciosa, mientras que los más malvados atacaban a pobres y monjes muy devotos. Su travesura favorita es poseer a los humanos, cosa que se conoce como kitsunetsuki (estado de estar poseído por un zorro). Sobre todo lo hacen con bellas mujeres de las que absorben su energía vital. Algunos forman una familia con un humano, del que salen descendientes con poderes, de los que se cree que han sido muchos héroes de la historia.
El poder y la antigüedad del kitsune se puede saber por el número de colas que tiene, ya que cada una de ellas tiene un siglo. Cuando tiene nueve colas, posee la inteligencia y poder máximo, y tales criaturas son capaces de conocer cualquier cosa que está sucediendo en el mundo.
Suelen estar en bosques y sitios abandonados, donde emiten una especie de fuego fatuo con el que atraen a la gente y hacen que se pierdan.
Cuando se sospechaba de que un extraño era un kitsune, se le acercaba un perro, incapaz de ver la ilusión del zorro y comenzaba a ladrar. También se comprobaba el dinero con el que había pagado, ya que transformaba cualquier objeto en elemento dinerario. En la actualidad para comprobar que la persona que está al otro lado de la línea no es un kitsune contestan “moshi, moshi”, ya que esto les resulta impronunciable.