ESFUERZOS ESPAÑOLES EN EL PACÍFICO POR LAS MOLUCAS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

23.09.2019 09:07

                Cristóbal Colón siempre quiso alcanzar la tierra de las especias por poniente, de resultas de lo cual los españoles hallaron un continente hasta entonces desconocido. No renunciaron por ello a aquella pretensión, particularmente tras el descubrimiento de la mar del Sur, el Pacífico, y de la expedición de Magallanes, que terminó con la circunnavegación del globo. La aplicación del tratado de Tordesillas les daba la posibilidad de dominar las codiciadas islas de las Especias, las Molucas.

                Tras la salida a las Molucas de la expedición encomendada al caballero de San Juan García Jofre de Loaysa, cuyo segundo y jefe de pilotos fue Juan Sebastián Elcano, Carlos V se dirigió en 1526 al activo Hernán Cortes para que organizara una nueva flota. El conquistador de la Nueva España se encontraba entonces enfrascado en la exploración de la costa pacífica norteamericana y no declinó la oferta.

                Encomendó la empresa a su primo, siguiendo una inveterada costumbre, al hidalgo Álvaro de Saavedra Cerón, que dispondría de dos grandes barcos, el Florida de nave capitana y el Sancti Spiritus, y del bergantín Santiago, con una dotación de unos cien hombres. Además de auxiliar a los españoles de las Molucas y de ampliar los conocimientos que se tenían del área, debían de traer de allí plantas para aclimatarlas en suelo novohispano.

                El 1 de noviembre de 1527 partió la flota del puerto de Zihuatanejo.  A las órdenes de Saavedra se encontraban los capitanes Luis de Cárdenas y Pedro de Fuentes. Contaba, además, con la experiencia del piloto de la nave Santiago, apartada de la expedición de García Jofre de Loaysa.

                Cruzar el Pacífico no fue nada fácil. Las embarcaciones de los capitanes Cárdenas y Fuentes, Sancti Spiritus y Santiago, se adelantaron en la singladura para perderse definitivamente. Los supervivientes tocaron las islas de los Reyes, las Marshall, con serios problemas para achicar el agua.

                Tras una dura navegación la Florida alcanzó Mindanao, donde murió el piloto y entraron en contacto cauteloso con las gentes del territorio. A los cinco meses de su partida, llegaron los expedicionarios a las Molucas, a Tidore concretamente, donde los portugueses ponían en graves dificultades a los españoles desde su base de Malaca.

                Los españoles no pudieron conquistar a los portugueses el fuerte de San Juan en Ternate, alzado en 1522 por Antonio de Brito. Para conseguir refuerzos, los españoles tuvieron que dirigirse irremediablemente a la lejana Nueva España. A comienzos de junio de 1528, Saavedra partió hacia allí a bordo de la reparada Florida. Se alcanzó la costa septentrional de Nueva Guinea, pero los temporales impidieron proseguir la singladura a partir de las Carolinas.

                Álvaro de Saavedra retornó a Tidore y a comienzos de mayo de 1529 intentó de nuevo llegar a Nueva España. El comandante militar de las Molucas Hernando de la Torre le aconsejó seguir la ruta del cabo de Buena Esperanza con los sesenta quintales de clavo almacenados. Sin embargo, Saavedra volvió a intentarlo por el Pacífico.

                Alcanzó las Carolinas nuevamente y llegó a tocar posiblemente las Hawái, donde murió. Los supervivientes alcanzaron una latitud más septentrional, a 31 grados, pero los temporales y la enfermedad los obligaron a retornar.

                En 1529 Carlos V cedió a Portugal sus derechos sobre las Molucas por el tratado de Zaragoza. Los españoles del archipiélago resistieron lo mejor que pudieron hasta que en 1532 llegaron las noticias del tratado. Hernando de la Torre negoció con los portugueses el tralado de sus hombres a la Península, lo que se cumplió en 1536.

                Los esfuerzos náuticos de los españoles no fueron en vano y les permitieron acumular una valiosa experiencia que años más tarde aplicarían para trazar la ruta del galeón de Manila entre la Nueva España y Filipinas.

                Fuentes.

                Archivo General de Indias, Patronato Real, 43, N. 2, R. 9.