GUZMÁN EL BUENO, UN HÉROE PECULIAR. Por Javier Ramos Beltrán.

28.08.2016 10:39

 

    En esta entrada de hoy, les hablaré, de alguien que a mi juicio ha sido un héroe olvidado en la historia de España, pero que revisando la historiografía no llega a los méritos cosechados por otros grandes generales como Gonzalo Fernández de Córdoba, Blas de Lezo o Cosme Damián de Churruca, pero que sin embargo ha dejado un legado y una impronta por lo que fue.

    Guzmán el Bueno, era el sobrenombre de D. Alfonso Pérez de Guzmán, quién vino al mundo en 1256 en León. Se destacó no solo como militar y noble, sino también como un hábil negociador, una faceta suya que habría que recalcar, ya que ayudó a que la tregua entre Alfonso X y los sultanes de Andalucía siguiera a buen puerto, y de hecho, también fue un soldado mercenario que combatió junto a los benimerines en el norte de África.

    Sin embargo, el hecho por el cuál ha sido reconocido fue el de la defensa de Algeciras, con un doloroso coste emocional para Guzmán. En aquella convulsa etapa, muchos nobles castellanos mantenían alianzas con los reinos musulmanes. De hecho, la defensa de Algeciras fue el resultado de un incumplimiento por parte de Sancho IV, quien prometió devolverle Tarifa a los granadinos, siempre y cuando les ayudaran a tomar Algeciras. Tomada ya Algeciras, Sancho incumplió su promesa. La mala relación entre Sancho y su hermano pequeño, Juan, hizo que cada uno defendiera intereses opuestos. La batalla entre los castellanos y los nazaríes ocurrió en 1294.

    Aquí ocurrió la situación emocionalmente dura para Guzmán, porque el infante Juan, tan traicionero él, junto a sus compinches nazaríes, secuestró a Pedro, el segundo hijo de Guzmán (la mayor era Isabel), y le instó al noble, que en aquel embate era el alcaide de la fortificación, que rindiera la plaza, y si no lo hacía, degollaría a su hijo. Él, entregó el cuchillo a los sitiadores y les dijo que con su hijo hicieran lo que quisieran, pero que Tarifa jamás se iba a rendir. Pedro fue asesinado ante la atenta mirada de su padre y su cabeza lanzada hasta la muralla por los asesinos a través de una catapulta.

    Finalmente, la batalla se resolvió favorablemente para los intereses castellanos, ya que vinieron refuerzos desde la península para defender Tarifa, haciendo que los nazaríes comandados por el felón infante Juan tuvieran que rendirse. Guzmán el Bueno, llego a Toledo como lo que era, un héroe, y el apelativo “El Bueno”, fue debido a una carta que le envío el rey Sancho IV diciendo que se merecía ese apelativo por su valentía. A él le fue concedido el señorío de Sanlúcar, siendo el primero que lo portó hasta su fallecimiento en Gaucín, situado en Málaga, en 1309. También fue el fundador de la casa Medina Sidonia, que hasta 1445 no se convirtió en un ducado.

    La historia de Guzmán el Bueno ha tenido mucho parangón, de hecho durante la criminal guerra en la que nos vimos enfrascados entre 1936 y 1939, José Moscardó, del bando nacional y encargado de defender el Alcázar, recibió una llamada de Cándido Cabello, quién le instó a que o rendía al Alcázar o fusilarían a su hijo Luis (quién se apellidaba Guzmán de segundo). Al igual que Guzmán, el general Moscardó no dudó un instante y prefirió defender el emplazamiento, lejos de chantajes, mientras que su hijo finalmente fue asesinado.