IBN DAUD, UN HISTORIADOR SEFARDÍ DE LA ROMA IMPERIAL.

21.12.2022 12:13

               

                La comunidad judía hispánica, la de los sefardíes, brilló a gran altura intelectual durante la Edad Media, con notables aportaciones culturales. Ibn Daud fue una de sus figuras más destacadas. Se considera que nació hacia el 1100 en Córdoba, pasó a vivir en el Toledo cristiano, y murió en el 1180. Alrededor del 1160 comenzó su mayor obra intelectual, en la que se propuso la defensa del judaísmo por la razón y la historia, polemizando con los caraítas, deseosos de retornar a la pureza de la Torá y prescindir en gran medida de las enseñanzas de los rabinos.

                Entre sus obras de contenido histórico y alcance teológico se encuentra su Crónica de Roma. Desde su fundación hasta el comienzo del reino árabe, de la que seleccionamos los interesantes pasajes relativos a los emperadores Antonino Pío y Cómodo, reveladores de su pensamiento:

                “Antonino Pío.

                “Se apiadó y se compadeció entonces el Señor de Israel y reinó Antonino, hijo de Severo. Honró a nuestro Santo Maestro (R. Yehudah ha-Nasi) y dejó descansar a Israel. Fue un rey justo. Su reinado duró quince años. Durante el tiempo en el que reinó la mitad de su pueblo murió de una enfermedad llamada al-faliy (la peste). Sus súbditos se la contagiaron; lo recostaron sobre el lecho de dolor, pero no logró restablecerse y murió.

                (…)

                “Cómodo.

                “Reinó después de él (Antonino el Joven) Cómodo. Cometió más abominaciones que todos los que le habían precedido. Al ocupar el trono de su Imperio exterminó a toda la casa de Antonino y de Antipas sin dejar a nadie con vida, y también a todos sus parientes y amigos, a excepción de nuestro Santo Maestro, quien debido a su grandeza no fue nunca hecho prisionero.

                “En los tiempos de Cómodo cayó fuego de los cielos sobre un gran edificio que había en Roma, que entonces se llamaba Domus Capitolino y que hoy se le conoce como Capitolio. Era la Casa del Consejo, pues esto es lo que quiere decir Capitolio. Hizo arder el santuario; personificó a la gran estatua hecha en nombre de la constelación de Aries. El rey Cómodo se prosternaba en el templo de su ídolo; él y sus siervos fueron unos incendiarios que hicieron arder las bibliotecas que había en Roma y que contenían insondables e innumerables obras de ciencia; Galeno, el médico, lo menciona en su libro lo que sucedió en su tiempo.”

                Fuentes.

                José Fernández Urbina y Judit Targarona Borrás, “La historia romana de Abraham ibn Daud”, Helmantica, Salamanca, 1990, pp. 297-342.

                Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.