JACA, EL PASO A UNA SOCIEDAD MÁS ORDENADA.

13.07.2018 15:00

                El núcleo de Jaca tenía una larga vida histórica a comienzos del siglo XI, que se remontaba a los tiempos anteriores a la conquista romana. El primer monarca de Aragón, Ramiro I, estableció allí uno de sus más apreciados palacios, y su hijo y sucesor Sancho Ramírez le otorgó unos célebres fueros en el año 1077.

                El carácter casi fundacional de los mismos vino enunciado por su deseo de fundar una ciudad en su villa de Jaca, verdadero tránsito a una entidad urbana dotada de poder propio. Sancho se hacía llamar rey de aragoneses y pamploneses (monarca de gentes todavía, y no de territorios), pero su llamamiento fue anunciado a todas las personas de los cuatro puntos cardinales.

                El combativo Sancho Ramírez pretendió limitar el alcance de la violencia dentro de Jaca, en consonancia con un enclave de la Ruta Jacobea, algo ciertamente difícil para la época. Se dirigió a los caballeros, los burgueses y los campesinos para lograrlo, grupos esenciales de aquella comunidad junto con los clérigos, con normas propias.

                Ninguno de los jacetanos podía golpear a nadie en presencia del rey ni en su palacio, pues sería considerado una falta a su autoridad como señor. El monarca podía requerir su ayuda militar, pero limitada a los casos de cerco y de batalla campal. Entonces acudirían en hueste con pan para tres días. Aquel que no acudiera, podía enviar un sustituto.

                Las gentes de Jaca disponían de lanzas, espadas, mazas y cuchillos, cuya tenencia se les reconocía, pero no su libre empleo. Blandir tales armas airadamente ocasionaba el pago de unos mil sueldos, superiores a los quinientos por simple homicidio. La composición económica era habitual en la Europa cristiana de aquella época. Arrojar al suelo a alguien estuvo sancionado con doscientos cincuenta sueldos y un golpe con veinticinco.

                Se permitió, no obstante, matar a un ladrón. Las violaciones se quisieron zanjar legalmente casándose con la víctima o buscándole un marido. El paso de una sociedad violenta a otra más pacífica fue difícil no solo en Jaca, sino en todo el continente.

                Fuente.

                MOLHO, M., “El Fuero de Jaca”, Fuentes para la Historia del Pirineo, I, Zaragoza, 1964, pp. 3-5.

                Víctor Manuel Galán Tendero.