LA CAMPAÑA DE GEORGIA Y LA TOMA DE ATLANTA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
Un 2 de septiembre de 1864 la ciudad de Atlanta, capital de la confederada Georgia, fue tomada por las tropas unionistas del general Sherman. Resultó una operación cruel, que afectó a la población civil, y que se reflejaría en el cine en películas tan célebres como Lo que el viento se llevó (1939). Las últimas razones de la naturaleza de esta campaña militar estriban en el deseo unionista de abatir la voluntad de resistencia confederada.
En mayo de 1864 la guerra de Secesión distaba de haber finalizado, por mucho que los ejércitos unionista y confederado se encontraran exhaustos en el reñido frente de Virginia. Fue entonces cuando las tropas del unionista Sherman avanzaron contra la confederada Atlanta.
Logró hacer retroceder a las fuerzas de Johnston, que en julio se hicieron fuertes en las posiciones defensivas de Atlanta. Entonces el gobierno de la Confederación sustituyó en el mando a Johnston por el general Hood, hombre tan valeroso como controvertido. Fiel a su espíritu, lanzó en agosto hasta tres ofensivas contra los de Sherman, que fueron capaces de repeler con eficiencia. Tras sufrir muchas bajas, Johnston se retiró de Atlanta, culpando a sus hombres de falta de voluntad de lucha.
Johnston se encaminó hacia Tennessee para cortar las líneas de comunicación de Sherman. Con el consentimiento de su superior Grant, Sherman dejó a parte de sus fuerzas en Tennessee al mando del general Thomas, mientras se encaminaba al interior de Georgia hacia el mar. Hood cargó contra Thomas, cuyos soldados bien atrincherados lograron desangrar a los confederados primero en Franklin y luego en Nashville.
En su ruta por Georgia, las tropas unionistas de Sherman requisaron ganado y destruyeron cosechas y viviendas. La estela de “pueblos humeantes” marcó su paso. El mismo Sherman advirtió en términos severos a las gentes de Carolina del Norte que ninguna constitución constreñía sus acciones y que a los secesionistas se les permitía seguir “existiendo en el infierno simplemente para acrecentar su castigo”.
La toma de Atlanta el 2 de septiembre allanó el camino de la reelección de Lincoln en noviembre, con la consiguiente pérdida de toda esperanza confederada. La campaña de Georgia, más allá de todo ello, ha planteado distintos debates. Aunque para algunos no es comparable a las destrucciones de la Segunda Guerra Mundial, otros la contemplan como un siniestro anuncio de los horrores venideros, en los que la población civil se convertiría en víctima.
Para saber más.
Geoffrey Parker (editor), Historia de la guerra, Madrid, 2010.

