En la Plaza de Armas de la ciudad mexicana de Zacatecas localizamos magníficos edificios como la Catedral, una joya de cantera rosa realmente espectacular.
Se construyó fundamentalmente entre 1731 y 1752, en el momento de expansión de la minería argentífera de la Nueva España. Ocupó el lugar que antes había albergado dos templos. Su principal arquitecto fue Domingo Ximénez Hernández. Dedicada a la Virgen de la Asunción, su riqueza se muestra en la refinada labor de los orfebres, que plasmaron un verdadero retablo en su fachada.
Estas portadas, especialmente la principal, se encuentran entre las obras maestras del Barroco del mundo hispánico. La exhuberancia del Barroco zacatecano de sus exteriores de carácter original contrasta con unos interiores más morigerados de formas neoclásicas, descollando por sus columnas dóricas y sus bellos altares de material de cantera.
Esta bellísima Catedral goza del favor de público y crítica, convirtiéndose en una obra única que atrae a las gentes a su regazo.