LA GUARDIA CIVIL, AGENTES CON HISTORIA. Por Juan Gómez Cebrián.

15.03.2015 00:07

                

                El 13 de mayo de 1844 se fundó bajo los auspicios del duque de Ahumada un cuerpo de seguridad llamado a tener un destacado protagonismo en nuestro país y en sus dependencias coloniales, la Guardia Civil. En el Marruecos español y en la Guinea española pudo verse el uniforme de la Benemérita en ocasiones difíciles para el orden público más elemental.

                Los antecedentes del cuerpo pueden dilatarse en el tiempo, pues en tierras de la Corona de Castilla ya se sintió vivamente la necesidad de protección en los caminos desde finales del siglo XIII al menos. Las fuerzas de los municipios no siempre acertaron a cumplir y hacer cumplir la justicia del rey y toda clase de delincuentes, como más de un caballero, campaban a sus anchas en muchas comarcas, como en la fragosa Sierra Morena.

                Al principio los concejos se unieron en acuerdos más o menos permanentes para poner en pie una fuerza de custodia territorial, origen de las hermandades. Bajo los Reyes Católicos se creó la Santa Hermandad, que ocasionó no pocas quejas a la hora de pagar su mantenimiento. Consiguió poner paz en más de una ocasión, pero al final adquirió fama de lenta e ineficaz dando pie al dicho castizo de A buenas horas mangas verdes.

                A finales del Antiguo Régimen su decadencia era palmaria, requiriéndose además un cuerpo que actuara en todos los territorios de España, incluidos los forales. La revolución liberal convirtió a muchos ciudadanos en milicianos para mantener el orden y combatir por objetivos políticos. Tras la Guerra de la Independencia el bandolerismo se antojaba endémico en demasiados puntos de nuestra geografía.

                Siguiendo planteamientos de su padre el marqués de las Amarillas, que había postulado un cuerpo de Salvaguardias, su hijo el duque de Ahumada creó la Guardia Civil ajustándose a los criterios del liberalismo moderado. Con una estricta disciplina la Benemérita consiguió una sólida reputación, convirtiéndose en muchos casos en un referente de autoridad en varios pueblos. A veces los municipios se ofrecieron a pagar los gastos derivados de su acuartelamiento y provisión para disponer de su protección.

                                            

                Durante la gran crisis política del siglo veinte español la Guardia Civil se vio inmersa en los combates coetáneos. Favoreció la abdicación del rey Alfonso XIII, secundó los esfuerzos de la II República en el campo y una parte del cuerpo permaneció fiel al régimen republicano durante la Guerra Civil, siendo determinante su actuación en Barcelona en julio de 1936.

                Franco consideró su supresión, pero la Guardia Civil le resultó imprescindible para combatir a los guerrilleros republicanos del maquis y para equilibrar la fuerza de otros cuerpos de seguridad, como la Guardia Armada.

                Bajo la Democracia ha combatido al terrorismo etarra y al crimen organizado siguiendo los principios de mantener el orden, proteger al ciudadano, prevenir el delito y proporcionar asistencia a las personas. Entre sus especialidades se encuentran las de seguridad ciudadana, tráfico, custodia de espacios naturales, información, tareas de policía judicial, armas y explosivos o intervención especial, simbolizando sus uniformes de servicio y gala el orgullo de un cuerpo con una larga Historia.