LA HANSA, UNA PODEROSA ORGANIZACIÓN MERCANTIL. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

02.09.2025 12:23

              

               La Hansa fue una de las organizaciones comerciales más poderosas de la Europa medieval. Surgida en la Alemania septentrional, la palabra del alto-alemán hansa significa cohorte o agrupación, ya que la liga llegó a albergar de sesenta a setenta ciudades.

               El momento de su fundación ha sido motivo de incertidumbre, incluso en la propia Edad Media. Cuando en 1418 Bremen disputó dentro de la Hansa con Hamburgo, solicitó a Colonia el documento de creación de la organización, que nadie pudo encontrar.

               Se ha considerado clave para desvelarlo la Historia de la ciudad de Lübeck, fundada en 1143 en territorio ganado por los alemanes a los eslavos wendos. Allí confluían las rutas que enlazaban el mar Báltico con el del Norte. Aunque no hemos de perder de vista que los mercaderes de Colonia ya dispusieron de un establecimiento corporativo en el Londres de 1157, la reconstrucción de Lübeck en 1159 vino acompañada de la adopción de los derechos o fueros de la ciudad de Soest y del establecimiento un poco posterior de la comunidad de viajeros alemanes de Gotland. Surgió así el embrión de la Hansa, que disputó a los mercaderes escandinavos de la ciudad de Visby, al oriente de la isla de Gotland, la hegemonía mercantil del Báltico.

               El Sacro Imperio vivió las incertidumbres del Interregno entre 1254 y 1273, cuando las técnicas comerciales experimentaban un avance notable. Ya en 1241 Lübeck y Hamburgo habían suscrito un acuerdo de once años para acabar con la inseguridad de los caminos, algo que prolongaron ante las circunstancias políticas. Si en 1255 ambas urbes llegaron a otro convenio sobre la acuñación de monedas, en 1259 se conformó la liga de las llamadas ciudades wendas.

               Con estas fuerzas, sus mercaderes extendieron su radio de acción a Inglaterra y Flandes en detrimento de los comerciantes renanos. Sus naves llegaron a bloquear Noruega, excluyéndose de la alianza a Bremen en 1285 por no tomar parte. En 1293 los de Lübeck arrebataron a los de Visby el control del asentamiento alemán en la rusa Novgorod. Aquélla, no en vano, fue considerada cabeza de la Hansa al año siguiente. A inicios del siglo XIV, la liga ejercía un verdadero monopolio en el comercio de lana por paños de Inglaterra a Flandes.

               Tal situación no resultó del agrado de reyes de Inglaterra como Eduardo III, dispuesto a gravar la exportación de lana para favorecer su erario y la producción artesanal de sus dominios. La liga, distribuida por tercios de ciudades desde 1347, recurrió otra vez al arma del bloqueo naval, contra Inglaterra en 1356 y en 1358 contra Flandes. Sin embargo, una acción de este tipo podía beneficiar a Lübeck tanto como perjudicar a Colonia, con un importante establecimiento comercial en Londres desde 1324. El consenso entre los miembros se hizo más que necesario, y desde 1356 se convocaron dietas o reuniones de representantes, a celebrar cada dieciocho meses. Algunos autores han sostenido que entonces se pasó definitivamente de una alianza entre comerciantes de distintas urbes a una verdadera liga de ciudades. Las tradiciones políticas, económicas, sociales y culturales la hicieron factible, aunque su voluntad se vio muy mediatizada por las veinte ciudades que enviaban delegados (en su nombre y en el de otras menos relevantes), descollando a su vez las voces de Lübeck, Bremen y Hamburgo.

               Aunque la Hansa careció de sello y tesorería comunes, quedando la sanción de expulsión en papel mojado al permitirse la reincorporación (caso de Bremen), llevó a cabo una enérgica actuación a lo largo de las décadas siguientes. En el frente interno, sus patriciados hicieron frente al desafío de los grupos artesanales para ocupar el poder ciudadano. Tras una fugaz victoria en 1370, los tejedores de Colonia perdieron sus conquistas en el consejo municipal, si bien en 1396 lograron representación. En 1408 fueron los gremios de la preeminente Lübeck los que consiguieron compartir el poder con los patricios.

               En el exterior, midió sus fuerzas con los reyes de Dinamarca en 1361-70, alzándose con la victoria con el apoyo de la confederación de Colonia. Lübeck tenía importantísimos intereses en las ferias de Escania. Nuevamente hizo armas contra los daneses de 1426 a 1435, en tiempos de la Unión de Kalmar. De hecho, los comerciantes hanseáticos llegaron a participar en los mismos gobiernos municipales en Dinamarca y Suecia. Con sus enclaves comerciales separados, conformaron en Noruega un verdadero Estado dentro del reino. Si a lo largo del siglo XV perdieron vigor en Suecia y en Dinamarca, en Noruega no lo harían hasta llegado el siglo XVI. Los privilegios que alcanzaron en 1386 en los Países Bajos fueron todavía mayores que los conseguidos en la misma Inglaterra. En 1401-2 liquidó la amenaza pirata de los hermanos vitalianos del Báltico.

               Los mercaderes hanseáticos también alcanzaron los puertos septentrionales de la Corona de Castilla, que se inclinó en la guerra de los Cien Años por Francia, rival de Inglaterra y de la misma Hansa en el Atlántico. Si en 1383 Juan I de Castilla ordenó el apresamiento en sus puertos de ochenta y cuatro naves hanseáticas (rivales de los comerciantes castellanos), en los años siguientes el conflicto se recrudeció. En 1419 fuerzas navales castellanas vencieron en La Rochela a las hanseáticas e inglesas, afianzando su hegemonía en los puertos de Gascuña. La Hansa respondió en 1431 prohibiendo el comercio de lanas castellanas hacia los Países Bajos y otros destinos. Finalmente, se estableció un acuerdo de paz entre castellanos y hanseáticos, que les permitió mercadear con mayor libertad con la Andalucía castellana.

               Como hemos comprobado, el fortalecimiento de las monarquías autoritarias en buena parte de la Europa Occidental de fines de la Edad Media fue en detrimento del poder de la Hansa, pues aquéllas aplicaron medidas fiscales y mercantiles para favorecer a sus súbditos, ganando dineros y apoyos. La decadencia de las ferias de Escania benefició al final a los intereses daneses. Además, el auge de la pesca del arenque en los Países Bajos e Inglaterra (coincidiendo además con el desarrollo artesanal de varios núcleos ingleses) fortaleció todavía más a sus competidores.

               En la decadencia de la liga hanseática también tuvieron responsabilidad otros factores no menos importantes. Cada vez se hizo más irregular la convocatoria de dietas. La consolidación de las rutas mercantiles terrestres, que desde Leipzig enlazaban con Rusia, restó importancia a las marítimas dominadas por la Hansa, coincidiendo con importantes mejoras en las técnicas náuticas de altura, que permitieron acortar los viajes al no recalar en numerosos puertos. Más dispuestos a emplear factores que a abrir sucursales, los mercaderes hanseáticos tardaron más tiempo que los de la Alemania del Sur (especialmente los de Augsburgo y Nuremberg) en adoptar la contabilidad por partida doble.

               En la Europa de los siglos XVI y XVII su existencia fue mucho más difícil. A pesar de aprovechar fugazmente la hostilidad entre la Monarquía hispánica y las Provincias Unidas de los Países Bajos, comerciando con los puertos de España, su última dieta se celebró en 1669. Su Historia, no obstante, había marcado un hito en la vida de Europa.

               Para saber más.

               Philippe Dollinger, Die Hanse, Stuttgart, 2012.