LA INFLUENCIA DEL TÉ EN LA HISTORIA. Por Víctor Hernández Ochando

08.10.2014 18:35

    Al principio, antes de ser consumido en infusión, el té era una medicina. No es hasta el siglo VII que China le concede el referente lírico de convertirse en una distracción  para los elegantes de la época. En el siglo XV Japón lo ennoblece, elevando su consumo al rango de una liturgia estética: la Ceremonia del Té.

    La base del culto al té se encuentra en la adoración de la belleza sobre las vulgaridades de la vida cotidiana. Inspira en sus fieles la pureza y la armonía, el misterio de la mutua compasión, un sentido romántico al orden social.

    El hecho de que Japón haya permanecido tanto tiempo aislado del resto del mundo, inmerso en sí mismo, ha contribuido enormemente a propagar la Ceremonia del Té, que ha sido muy influyente en todo el país. Cuando en japonés coloquial nos referimos a alguien manifiestamente insensible al drama tragicómico que es la visa, decimos que “le falta té”. Y por el contrario, al indiferente, al gozador a pesar de las miserias mundanas, que se abandonan al impulso de sus emociones con libertad, se le aplica la frase de “tiene demasiado té”. […]

    La primera referencia escrita conocida en Europa sobre el té, se remonta al diario de un viajero árabe, quien afirma que hacia el año 879 las principales fuentes de ingresos de la ciudad de Cantón eran los impuestos que grababan la sal y el té. Pero no fue hasta la época de los grandes descubrimientos geográficos que Europa comenzó a estar mejor informada sobre Extremo Oriente.

    A finales del siglo XVI los holandeses difundieron la nueva de que en Asia se preparaba una bebida deliciosa con las hojas de cierto arbusto. Como siempre sucede con las mejores cosas del mundo, la difusión del té encontró numerosos adversarios en Occidente. Jonas Hanway, en su “Ensayo sobre el Té”, escrito en 1756, aseguraba que su consumo disminuía tanto la talla y la amabilidad de los hombres como la belleza de las mujeres.

    Al principio, el precio del té impidió que se convirtiera en una bebida de consumo común, conduciéndolo a ocupar un lugar destacado en las sofisticadas fiestas de la alta sociedad. Sin embargo, pese a tal inconveniente, el consumo de té se extendió con vertiginosa rapidez, que empezó a formar parte de las necesidades de la vida cotidiana y, por tanto, fue objeto de impuestos especiales.

     El té también desempeñó un papel muy importante en la historia moderna. La América colonial anglosajona sufrió la opresión de la metrópoli hasta que su paciencia se agotó frente a las abusivas tasas impuestas al comercio del té: el primer gesto revolucionario por la independencia norteamericana fue la destrucción de té en el puerto de Boston.

 

    Bibliografía: Kakuzo Okakura “El Libro del Té: La Ceremonia del Té japonesa”  Versión en castellano de José Javier Fuente del Pilar. Editorial Miraguano. Quinta edición: marzo 2012. Capítulo Uno: La Copa de la Humanidad.