LA PAZ CON LOS NEERLANDESES EN PELIGRO. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
El imperio español se encontraba en una situación apurada en 1647 y sus diplomáticos deseaban concertar la paz con las Provincias Unidas. De esta manera asegurarían el dominio de los Países Bajos del Sur, de vital importancia para atacar a Francia e influir en la política del Sacro Imperio. Los neerlandeses, además, les podrían dispensar suministros, dinero y soldados mercenarios, incluso una verdadera alianza contra los portugueses en distintos puntos del mundo, como Brasil y Angola.
Para las Provincias Unidas, y concretamente para la de Holanda, la paz con España también resultaba atractiva desde el punto de vista comercial. Sin embargo, razones religiosas y políticas proseguían alimentando la inclinación contraria a España. El estatúder, el dirigente de las Provincias Unidas con amplios poderes militares y políticos, se había beneficiado del conflicto para acrecentar su autoridad frente a los Estados Generales.
En marzo de 1647 murió el estatúder Federico Enrique, de grandes capacidades militares y políticas, siendo sucedido por su hijo Guillermo II. De temperamento ambicioso, pretendió convertirse en un verdadero monarca.
La presión de los Estados Generales y de los Estados de Holanda le determinó a firmar la paz con España en enero de 1648. Las Provincias Unidas consiguieron su independencia de derecho, el cierre comercial del Escalda y la adquisición del territorio de Maastricht y del Norte de Brabante y Flandes, territorios que serían administrados por los Estados Generales, el país de la Generalidad.
El final de las hostilidades no benefició decididamente las pretensiones del estatúder: los Estados Generales le privaron de sus cargos de capitán general y almirante general, y licenciaron a parte de sus tropas. En medio de dificultades económicas crecientes y más de una disputa, el comercio tampoco logró por el momento los provechos deseados. La paz se encontraba en riesgo.
Guillermo II intentó un golpe de fuerza. El 30 de julio de 1648 ordenó el encarcelamiento de los seis diputados más activos de los Estados de Holanda. Sin embargo, no logró dominar Ámsterdam. Finalmente, tuvo que alcanzar un compromiso. Cuando murió un 6 de enero de 1650 a los veintiséis años, los hombres de Estado españoles se sintieron aliviados.
Para saber más.
Pieter Geyl, The Netherlands in the Seventeenth Century, Londres, 1961-64.
Jonathan I. Israel, La República holandesa y el mundo hispánico, 1606-1661, Madrid, 1997.