LA POSIBLE GUERRA HISPANO-FRANCESA (1572). Por Víctor Manuel Galán Tendero.

29.08.2022 11:41

               

                La batalla de Lepanto fue un resonante triunfo para la España de Felipe II, pero sus problemas en Europa no disminuyeron un ápice. El almirante Gaspar de Coligny, uno de los grandes dirigentes de los hugonotes franceses, influía para que Carlos IX adoptara una actitud más beligerante hacia los españoles, dejando a un lado la cautela de la reina madre Catalina de Médici.

                Tras superar una serie de desafíos a su autoridad, Isabel I de Inglaterra firmó el 19 de abril de 1572 con Carlos IX la liga de Blois. Francia e Inglaterra, dos viejas antagonistas, deponían sus diferencias para enfrentarse a España, cuya posición en los Países Bajos les parecía amenazante bajo el gobierno del duque de Alba. Los ingleses pensaron en desviar sus exportaciones continentales de Amberes a puertos franceses para debilitarla.

                Mientras tanto, las acciones de los Mendigos del Mar acrecentaban la oposición a Felipe II en los Países Bajos. Los españoles temieron, en consecuencia, los ataques de la flota francesa desde Burdeos y de sus ejércitos hacia allí. En mayo, tropas de hugonotes al mando de Luis de Nassau tomaron Valenciennes y Mons. Oficialmente, la diplomacia francesa se desvinculó de ello, pero la tensión fue en aumento.

                A comienzos de mayo, cuando los españoles ponían en pie de guerra a su armada en el Cantábrico, Argel solicitó la protección de Carlos IX, que llegó a pensar en su hermano el duque de Anjou como su nuevo monarca. Al mismo tiempo, los portugueses alertaron que los franceses pensaban tomar un puerto en la costa atlántica marroquí para interferir la navegación hacia las Indias Orientales y Occidentales. La alerta también se encendió en Italia: Milán fue reforzado con soldados procedentes de Alemania.

                Sin embargo, la posición de los enemigos de Felipe II no era tan sólida como pudiera pensarse. Con los otomanos enfrascados en problemas, los protestantes alemanes no se mostraron complacientes en entrar en hostilidades e Inglaterra no veía con buenos ojos la extensión del poder francés en los Países Bajos. En el círculo de Isabel I se planteó la posibilidad de negociar con los españoles para lograr algunas ventajas.

                Por otra parte, las divisiones religiosas y políticas desgarraban Francia. La propuesta de Coligny de secuestrar los bienes de la Iglesia para sufragar la guerra levantó mucha oposición. A comienzos del verano de 1572, en el Consejo de Carlos IX se denunció que un conflicto daría el dominio del reino a los hugonotes. En los Países Bajos, la reacción del duque de Alba a sus ataques fue enérgica.

                Con la situación en tal estado de enconamiento, se produjo la matanza de hugonotes de la Noche de San Bartolomé del 24 de agosto de aquel año, en la que cayó el mismo Coligny, cuando convalecía de un reciente atentado. Mucho se ha discutido sobre su responsabilidad última, pero tal masacre no puso fin a los dilemas de la política francesa ni a la rivalidad con España.

                Para saber más.

                Janine Garrisson, Guerre civile et compromis, 1559-1598, París, 1991.