LA RODAS DE LOS CABALLEROS DE SAN JUAN, GUERRERA Y MERCANTIL. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

20.07.2021 10:09

               

                En 1291 cayó el baluarte cruzado de San Juan de Acre, y la veterana orden de San Juan del Hospital trasladó su sede a Chipre. Sin embargo, las malas relaciones con su rey Enrique II aconsejaron trasladarla a un lugar más propicio. Entre 1306 y 1310, los hospitalarios conquistaron a los bizantinos Rodas, donde permanecieron hasta 1522, cuando fueron desalojados por los turcos otomanos.

                La más grande de las islas del Dodecaneso, su importancia estratégica, entre Egipto y Asia Menor, era notable. Situada a dieciocho kilómetros de Anatolia, su extensión de 1.400 kilómetros cuadrados la convirtió en una verdadera plaza fuerte para los hospitalarios, que también dispusieron del castillo de San Pedro cerca de la antigua Halicarnaso.

                En 1403 los hospitalarios abrieron un consulado en Alejandría, pero las relaciones con el sultán mameluco de Egipto se complicaron en numerosas ocasiones. La orden, nacida de las Cruzadas, tenía la misión de combatir a los musulmanes. En 1440, Rodas fue atacada por una flota de dieciocho galeras del sultán egipcio, que terminó vencida. El gran maestre se enorgulleció que el sultán estaba enfurecido por su derrota, pues los hospitalarios disponían de medios navales inferiores.

                En agosto de 1444, los mamelucos volvieron a intentarlo. Durante cuarenta días asediaron infructuosamente su fortaleza. La defensa frente a tal acometida arrojó una deuda de 150.000 ducados rodios, lo que se convirtió en una oportunidad de negocio para las grandes casas financieras, como la de los Medici de Florencia. El Papa medió en estos tratos.

                En estas transacciones, Venecia sirvió de punto de transferencia del dinero. En Aviñón se dispuso la verdadera sede financiera de la orden. Para la defensa de Rodas, los prioratos y encomiendas de Europa aportaron sus recursos económicos.

                Los imperativos económicos aconsejaron concertar treguas con el sultán en 1445. Se reanudó con normalidad el comercio y se aplicaron a los comerciantes musulmanes los mismos impuestos que a los de origen latino. En 1450, los hospitalarios suscribieron un acuerdo mercantil con los turcos otomanos.

                Aunque los mismos caballeros lo tuvieran vedado, el comercio resultó vital para la Rodas hospitalaria, que fue un gran mercado de las especias. Los comerciantes catalanes pagaron por adelantado por las mismas, que los mamelucos vendían a los hospitalarios. Los mudéjares valencianos y los genoveses ayudaron a anudar tales tratos.

                Tampoco desdeñó la orden la explotación de las minas rodias de alumbre. Se alentaron la producción de azúcar y de jabón, consiguiendo la riqueza necesaria para pedir mayores préstamos. La redención de cautivos fue otra lucrativa fuente de recursos.

                Rodas atrajo a personas de condición muy distinta, genoveses, provenzales o judíos, que formaron una comunidad organizada bajo la protección hospitalaria a cambio de sus préstamos y servicios. Valencianos, catalanes y mallorquines trajeron trigo desde Sicilia. Los hospitalarios intentaron atraer a comerciantes acosados por sus acreedores, según usos vigentes en los países mediterráneos de la época. Se formó así una verdadera sociedad multicultural.

                Al igual que Venecia y Génova, la orden de San Juan formó un verdadero imperio, con la diferencia que su sede no se encontraba en Europa Occidental, sino en la isla de Rodas. 

                Para saber más.

                Maria Elisa Soldani, “Combattre sur la frontière de Meditérranée orientale. Économie de guerre, interculturalité, commerce et finances à Rhodes”, Partir en croisade à la fin du Moyen Âge, Toulouse, 2020, pp. 257-286.