LAS BASTIDAS MEDIEVALES, ESTUDIOS Y APORTACIONES. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

25.03.2020 11:50

               

                La Europa medieval experimentó un importante movimiento de fundación de urbes por causas muy distintas, desde el control del territorio al aprovechamiento económico en todos sus niveles. Herederos de la tradición romana, sus fundadores les otorgaron títulos y leyes distintivos.

                Dentro de este movimiento, las bastidas o localidades planificadas adquirieron una gran importancia, de perfiles cuadrangulares. Se ha comparado el rectángulo de Aigües-Mortes con la más irregular ciudad de Carcasona desde el punto de vista morfológico. Ciertamente, una bastida podía alzarse a modo de ampliación de una localidad que anteriormente había madurado de forma no planificada.

                Sobre las mismas se ha escrito mucho y bueno. Una obra clásica sobre la evolución urbana a varios niveles de la Europa Occidental es la de Wolfgang BRAUNFELS Urban design in Western Europe. Regime and Architecture, 900-1900 (Universidad de Chicago, 1988), que tiene la virtud de encuadrar las bastidas dentro de su tiempo arquitectónico, despejando de paso muchas incertidumbres sobre su exacta definición.

                A nuestro modo de ver, el mejor estado de la cuestión lo constituye la obra de Charles COULSON Castles in Medieval Society. Fortresses in England, France and Ireland in the Central Middle Ages (Oxford, 2003), que desarrolla además ampliamente los planteamientos pioneros de Maurice BERESFORD de los años sesenta del siglo pasado, en los que comparaba las Villa Nuevas de Inglaterra, País de Gales y Gascuña, en parte retomados por James BENTLEY en los noventa, más centrados eso sí en Aquitania.

                Aquí en España tenemos algunos ilustres tratadistas del tema, muy influidos por la toma de conciencia arqueológica del medievalismo hispano de fines del siglo XX. Jordi BOLÒS escribió Els orígens medievals del paisatge català: l´arqueologia del paisatge com a font per a conèixer la història de Catalunya (Barcelona, 2004), obra que es mucho más de lo que describe el título. Se trata de un utilísimo manual de cuestiones relacionadas con la ocupación y explotación del territorio en la Edad Media, interesando para las bastidas lo relativo a las vilanoves.

                Para las tierras históricamente valencianas son muy recomendables los estudios de Josep TORRÓ. Según sus planteamientos, la colonización cristiana del Sharq Al-Andalus (una verdadera empresa colonialista según su criterio y el de varios medievalistas franceses) impondría una ordenación urbana y territorial distinta de la precedente. Es interesante cómo relaciona los espacios urbanos y los rurales, con todas las limitaciones que estos términos tienen para la Edad Media. Entre sus obras son recomendables La formació d´un espai feudal. Alcoi de 1245 a 1305, Valencia, 1992, y la más genérica  Colonització feudal i resistència andalusina al regne de València, Valencia, 1997.

                Si de la Corona de Aragón pasamos a Portugal, son de gran utilidad los estudios de Bárbara Patrícia LEITE COSTA sobre los asedios de la Edad Media portuguesa, en los que proporciona mucha información sobre cuestiones que tocan de lleno el tema de las bastidas. Destacamos su obra Engenhos, armas e técnicas de cerco na Idade Média portuguesa (séculos XII-XIV), Universidad de Oporto, 2014.

                Y pasamos a Castilla. En las crónicas de Alfonso XI o de Juan II la expresión bastida se emplea en sentido distinto al de una Villanueva. Son fortificaciones alzadas ocasionalmente para completar el asedio de una plaza fuerte, como la Algeciras de 1342-44. Si tenemos presente los parámetros de urbanismo planificado y recinto amurallado para un núcleo fortalecedor de la autoridad real en un territorio, es de gran interés la experiencia de Ciudad Real (originariamente Villa Real) frente a la orden de Calatrava, que en su día estudió Félix PILLET en Geografía urbana de Ciudad Real, Madrid, 1984. La fundación de las poblas cantábricas a partir del siglo XII, auspiciada a veces por figuras tan encumbradas como Alfonso VIII, nos aproxima a un fenómeno igualmente observado en la Aquitania de Ultrapuertos. Es recomendable al respecto la obra de Fernando OBREGÓN Breve historia de Cantabria, Santander, 2000.

                Con el reino de Navarra cerramos el círculo, pues allí se emplazó la bastida de Laguardia, con una larga historia. El artículo de Pierre FORCE, Álvaro ADOT y Pierre DUFOURCQ “Nuevas villas e inmigración en la Navarra medieval. El Fuero fundacional de La Bastide Clairence (1312), PRÍNCIPE DE VIANA, Nº 257, 2013, es a su modo una puesta al día del tema, en particular por el aprovechamiento de los recursos forestales cercanos al emplazamiento, algo que teóricamente puede tener utilidad para tratar otros casos de la Baja Edad Media hispana.

                En suma, el fenómeno de las bastidas es tan fascinante como estudiado, algo que pueden disfrutar las personas amantes de la historia.