“Desde el mismo comienzo de la revolución se había hablado insistentemente de la necesidad de convocar las Cortes españolas, pero no había duda de que la Junta Central se oponía secreta, pero decididamente, a esta medida, aunque era también evidente que la opinión pública la obligaría a ceder. Posponer el día aciago fue siempre la norma política de aquel grupo de hombres egoístas e imbéciles, a los que la casualidad o la intriga había llevado al gobierno del país en tiempos difíciles. Aun el mismo Jovellanos (de quien me es imposible no hablar con respeto) se dejaba arrastrar por unos recelos profundamente asentados hacia todo lo popular. Él quería restaurar las Cortes, pero más como pieza de museo, con ropajes del siglo quince, que como cuerpo efectivo de gobierno.”
José María Blanco White, Autobiografía. Publicada originalmente en inglés en Londres en 1845, y posteriormente en español en 1975.
Monumento a las Cortes de Cádiz, erigido en 1912 en la plaza de España de Cádiz.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.