LOS FASTOS DE LAS TAIFAS ANDALUSÍES. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

11.04.2021 12:14

               

 

                El esplendor de Mubarak y Muzzafar en Valencia, según Ibn Hayyan.

                “Cuando esos esclavos eunucos conocieron la opulencia, buscaron las armas y los equipos más suntuosos, los mejores caballos de raza, los adornos más preciosos y los más ricos vestidos. Su principado se convirtió desde el principio en el más vistoso de todos; los expertos y maestros artesanos conocidos de todas las corporaciones de oficios acudieron a ellos; los bienes circulaban abundantemente en sus mercados, que les atraían todas las reservas de riqueza.”

                Las nuevas construcciones de la ciudad de Valencia, según Ibn Hayyan.

                “Estos dos príncipes se pusieron a cubrir Valencia de construcciones, a fortificarla, a defender sus puntos débiles, rodeando la ciudad de una muralla provista de puertas fortificadas. De este modo se encontró al abrigo de la codicia; así las gentes pudieron llegar de todas partes, cargando sus bienes. A imagen de los poderosos y orgullosos reyes, edificaron construcciones y palacios, rivalizando en esplendor las construcciones más suntuosas. Lo mismo sucedió con todos sus compañeros y con todos aquellos, ministros o secretarios, que se pusieron a su servicio.”

                La excepcional esclava del emir de Albarracín Hudhayl ibn Razin, según Ibn Hayyan.

                “Tenía más que cualquier otro príncipe la preocupación de adquirir instrumentos de música y de procurarse cantantes. Compró la joven esclava del médico Abu Abd Allah al-Kinani al precio de tres mil dinares. Nunca había visto en su época una mujer de porte tan gracioso, de movimientos tan vivos, de silueta tan fina, de voz tan dulce, que cantara tan bien, excelente tanto en el arte de escribir, en la caligrafía, de una cultura tan refinada, de una dicción tan pura; estaba al margen de cualquier falta dialectal en lo que escribía o cantaba, hasta tal punto conocía la morfología, la lexicografía y la métrica; incluso conocía la medicina, la historia natural y la anatomía y otras ciencias en que los sabios de la época se habrían revelado inferiores. Era excelente en la lucha, en las acrobacias y piruetas, en malabarismos con las lanzas, sables y afilados cuchillos. En todo ello no tenía rival. Luego, el emir Hudhayl compró un gran número de bellas jóvenes reputadas por sus cualidades como cantantes, que hizo buscar por todas partes. Así se convirtió en el príncipe con el más bello gineceo de todo Al-Ándalus.”

                El generoso trato de Badis de Granada a los sabios de Málaga, según el emir granadino Abd Allah.

                “Él los había encontrado en la miseria y mejoró considerablemente su situación. Incluso había concedido monturas e importantes emolumentos a los alfaquíes y lectores del Corán, cuando antes habían vivido pobremente y sin remuneración alguna. A pesar de la ingratitud que le mostraron, les perdonó y aumentó su sueldo cuando hubo recuperado la ciudad. Juzgó buena política no castigar a ninguno de ellos, pues todos eran igualmente culpables y no es posible conservar una ciudad sin el asentimiento de sus habitantes.”

                Las duras consecuencias de la política fiscal de Mubarak y Muzzafar en territorio valenciano, según Ibn Hayyan.

                “Aquellas pobres gentes se vieron obligadas a vestirse con pieles de animales y juncos trenzados, y a alimentarse exclusivamente de legumbres salvajes y de hierba. La situación se volvió insoportable hasta tal punto que a menudo las gentes no pudieron afrontarla de otro modo más que emigrando de su propia casa y abandonando sus pueblos. Aquellos dos bárbaros y sus secuaces no se inmutaron por ello. Muy al contrario, se apropiaron de los pueblos abandonados para hacer explotaciones particulares. Y cuando uno de aquellos notables daba su nombre a una de esas explotaciones, sus antiguos habitantes regresaban, aceptándolo como amo, trabajando a cambio de una parte del producto y con la esperanza que los protegiera contra los reveses del destino.”

                Textos citados por Pierre Guichard en Las Españas medievales, Madrid, 2005, páginas 105, 108-109, 111-112 y 142.

                Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.