LOS FRANCESES SE LANZAN A LA CONQUISTA DE INDOCHINA. Por Mijail Vernadsky.

03.07.2016 13:56

                

                El territorio del actual Vietnam ha estado tradicionalmente muy vinculado a China en lo cultural, aunque en lo político siempre manifestó su deseo de no ser engullido por su colosal vecino. Mientras al Norte vietnamita emergió el núcleo de Tonkín y el de Cochinchina al Sur, en la parte central Annam se alzó con la preeminencia imperial.

                Desde el punto de vista comercial, el territorio tuvo un gran atractivo para los europeos entre los siglos XVIII y XIX. Los franceses pusieron sus ojos sobre Vietnam y a veces llegaron a proponer a España la compra de las estratégicas Filipinas. Los misioneros católicos abrieron brecha y las dificultades que padecieron fueron tomadas como motivo para la intervención franco-española de 1858 a 1862. Los españoles, que movilizaron sus fuerzas filipinas, tuvieron que buscar compensación a sus sacrificios en otros lugares mientras que los franceses lograron en 1863 parte de Cochinchina del emperador de Annam. El reino de Camboya llegó a reconocerse protectorado de Francia.

                La caída de Napoleón III y la instauración del tercer régimen republicano en Francia no detuvieron la progresión sobre territorios indochinos. Al contrario. Conquistaron el delta del río Rojo y llegaron a entrar en guerra con la tambaleante China imperial.

                En 1887 Francia agrupó a sus protegidos, el emperador annamita y los reyes de Camboya y Laos, bajo la Unión Indochina. La intención del imperialismo francés, más allá de la explotación del territorio, era la asimilación de las minorías rectoras locales a su cultura, pretendidamente superior. A su modo, trataron de imitar al mismo imperio romano.

                La combinación de intervencionismo gubernamental e imposición cultural debilitó a las autoridades tradicionales sin ofrecer a cambio nada igualmente efectivo. La política arancelaria se hizo igualmente a beneficio de los productores y comerciantes franceses, lo que creó importantes contrariedades entre los hombres de negocios locales. El mensaje de libertad de la Revolución entró en contradicción con el imperialismo francés, lo que anunciaba futuros conflictos.