LOS ORÍGENES DE NORMANDÍA.

11.12.2022 11:16

               

                “No teniendo los francos fuerzas para resistir a los paganos y viendo como toda Francia se desintegraba, fueron al rey y le dijeron unánimemente: ¿Por qué no ayudas al reino al cual estás obligado, por tu cetro, a cuidar y regir? ¿Por qué no se negocia una paz, ya que no podemos conseguirla por la guerra ni por la defensa? El honor y el poder real están humillados y la insolencia de los paganos va en aumento. La tierra de Francia es casi un desierto porque su gente se muere de hambre, o por la espada o se la llevan cautiva. Ocúpate de tu reino ya que no por las armas, por lo menos dejándote aconsejar.

                “Inmediatamente, Carlos, después de consultarles, envió a Franco, arzobispo de Ruan, a Rollo, duque de los paganos. Al presentarse a él, inició su discurso con palabras amables: Vos, el más distinguido y considerado de los duques, ¿vais a estar en disputa con los francos durante toda la vida? ¿Vais a guerrear siempre con ellos? ¿Qué ocurrirá si os llega la muerte? ¿Quién es vuestro dueño? ¿Os creéis que sois Dios? ¿No sois un hombre hecho de inmundicia? ¿No sois polvo y cenizas y pasto de los gusanos? Recordad quién sois y quién seréis y por el juicio de quién seréis condenado. Sufriréis, a lo que creo, el infierno y ya no dañaréis a nadie con vuestras guerras. Si estáis dispuesto a convertiros en un cristiano podréis llegar a disfrutar de la paz ahora y en el futuro y, por consiguiente, vivir en este mundo con grandes riquezas. Carlos, un rey que sufre desde hace tiempo, aconsejado por sus nobles, está dispuesto a cederos la provincia marítima que vos y Halstigno habéis destrozado cruelmente. También os dará su hija Gisela por mujer, a fin de que se establezca una paz y concordia duradera y una amistad firme, estable y continua para siempre entre vos y él.

                (…)

                “En el momento acordado Carlos y Rollo se reunieron en el lugar designado (…) Al contemplar a Rollo, el invasor de Francia, los francos se decían el uno al otro: Este duque que ha luchado tanto contra los guerreros de este reino, es hombre de gran fuerza y valor, de grandes proezas y también de buen consejo y enérgico. Entonces, persuadido por las palabras de los francos, Rollo puso sus manos entre las manos del rey, algo que ni su padre ni su abuelo habían hecho nunca, y el rey dio a su hija Gisela en matrimonio al duque y le concedió las tierras desde el río Epte hasta el mar como su propiedad por derecho de herencia, además de toda Bretaña, de las cuales podía vivir.

                “Rollo no estaba dispuesto a besar el pie del rey. Los obispos decían: Cualquiera que recibiera un don como éste debería estar dispuesto a besar el pie del rey. Él replicó: Nunca he doblado mis rodillas frente a nadie, y nunca besaré el pie de nadie, pero a causa de la insistencia de los francos mandó a uno de los guerreros que besara el pie del rey, lo llevó a la boca sin agacharse, mientras el rey caía tan largo como era sobre su espalda. Al ver esto, la multitud empezó a reírse y excitarse. Sin embargo, el rey Carlos, el duque Roberto, los condes y nobles, los obispos y abades juraron por la fe católica y por sus vidas, por sus miembros y por el honor de todo el reino, que el noble Rollo debía poseer y tener la tierra descrita anteriormente y pasarla a sus herederos.”

                De moribus et Actis primorum Normanniae Ducum. Citado en Historia Universal Labor. Tomo VII. Textos y documentos de Historia Antigua, Media y Moderna hasta el siglo XVII, Barcelona, 1987, pp. 178-179.

                Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.