LOS PARTIDOS DE LA ALEMANIA DE WEIMAR. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

06.07.2023 11:36

           

                En 1919, surgió el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, que gozó del favor de las clases medias bajas muniquesas. Fuertemente nacionalista, antisemita y contrario a la llamada rendición de Versalles, se caracterizó por sus actos de violencia. En 1921, su presidencia fue entregada con poderes dictatoriales a Adolf Hitler, que en 1933 se haría con el gobierno de Alemania y sepultaría a la República de Weimar. Tal experiencia democrática duró muy poco y fue seguida de una verdadera pesadilla. Aquella República no se podría entender sin sus partidos políticos, unos más comprometidos que otros con el mantenimiento de la democracia liberal.

            Reacios a la misma se mostraron los monárquicos conservadores, que animaron el Partido Popular Nacional Alemán, apoyado por los grandes industriales y los terratenientes al Este del Elba. Se mostró contrario al tratado de Versalles. Su antisemitismo también resultó evidente, y no tuvo empacho en pactar con los nazis, liquidando la República.

            Los liberales más conservadores, con importante apoyo de la industria pesada, forjaron el Partido Popular Alemán, igualmente poco favorable al nuevo orden internacional y partidario de un gobierno autoritario.

            El Partido del Centro decía hablar en nombre de los católicos alemanes, y se adhirió a la Constitución de Weimar, defendiendo los derechos de la Iglesia Católica y el sistema de Estados federales. En su seno, hubo discrepancias entre los corporativistas (también revisionistas del orden de Versalles) y los más partidarios de un Estado del Bienestar, conciliador en materia internacional. El Partido Popular de Baviera fue una escisión conservadora y regionalista del mismo que terminó apoyando a los nazis.

            Las clases medias liberales nutrieron el Partido Democrático Alemán, defensor de la Constitución de Weimar y de la Sociedad de Naciones. Sus valores fueron el laicismo, el liberalismo económico, el fin de los monopolios y el reformismo social en cuestiones como las del mundo del trabajo.

            De gran importancia fue el Partido Socialdemócrata de Alemania. Resultó ser la fuerza más votada, partidaria de la República, pese a permanecer casi siempre en la oposición. Mal visto por las fuerzas conservadoras, tuvo que lidiar con sus discrepancias internas, entre los más pragmáticos y los más radicales.

            De su ala pacifista surgió en 1917 el Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania, contrario a la prosecución de la Gran Guerra y a la colaboración con lo que consideraban intereses burgueses. En noviembre de 1918, al final del conflicto, se restableció la cooperación con los socialdemócratas mayoritarios. Sin embargo, duró poco tal colaboración al intervenir las fuerzas del gobierno provisional contra los revolucionarios espartaquistas. Al final, el partido se disolvió y sus seguidores se dividieron,  pasando a los socialdemócratas los más moderados y los más radicales a los comunistas.

            El Partido Comunista de Alemania procedía de la Liga de Espartaco. Fundado el 30 de diciembre de 1918, aspiraba a establecer una dictadura del proletariado según el modelo soviético. Muy influido por las directrices de Moscú, se convirtió en la tercera fuerza política de Alemania durante la Gran Depresión.

            Sin mayorías parlamentarias incontestables, el juego partidista se desarrolló con intensidad. Precisamente, fue un pacto el que le dio finalmente el poder al mismo Hitler. De aquella Alemania de Weimar no parece haber quedado nada, aparentemente. Sin embargo, la vida de la RFA sería impensable sin los democristianos y los socialdemócratas, y sin los comunistas la de la RDA. Por otra parte, la amarga lección de los nazis no debería caer en saco roto.

            Para saber más.

            José Ramón Díez Espinosa, Sociedad y cultura en la República de Weimar. El fracaso de una ilusión, Valladolid, 1994.