LOS PRIMEROS FILÓSOFOS. Por Víctor Hernández Ochando
Seguramente, mucha gente relaciona el término “primeros filósofos” a los antiguos griegos conocidos como presocráticos (Tales, Anaximandro, Heráclito…). Ellos fueron los creadores del concepto filosofía y asentaron las bases de toda filosofía posterior, pero fueron los primeros en hacerlo en el continente europeo. Chinos e indios ya hacían lo mismo mucho antes.
La fuente más antigua es el I Ching, el primer libro de filosofía y cosmología datado el 2400 a.C., cuando Fu-ji era emperador según la mitología china. Por aquel entonces, la civilización cretense empezaba a desarrollarse por las islas del mar Egeo.
Conociendo la base de la filosofía oriental podemos obtener una mayor compresión de la ideología y de los problemas que han tenido los habitantes de este continente. Para ello, vamos a remontarnos a la antigua China.
La filosofía china es holística, es decir, mantiene todo unido, a diferencia de los occidentales que dividen el conocimiento en categorías excluyentes. Para ellos, mente y materia son dos partes independientes, mientras que los orientales consideran que ambas cosas son como las dos caras de una misma moneda. Específicamente, dicen que para alcanzar la realidad última (tai chi), hay que combinar mente (li) y materia (chi), y alinearse con el tao.
El tao se traduce como “el camino”. Lao-Tse y Confucio predicaban que había que seguir el tao y abandonar nuestros caminos. Pero una descripción más detallada la encontramos en el cuarto capítulo del Tao Te Ching:
"El tao es vacío, imposible de colmar, y por eso, inagotable en su acción. En su profundidad reside el origen de todas las cosas. Suaviza sus asperezas, disuelve la confusión, atempera su esplendor y se identifica con el polvo. Por su profundidad parece ser eterno. No sé quién lo concibió, pero es más antiguo que los dioses."
TAO TE CHING
Lao-Tse no se encontraba a gusto en China y decidió marcharse para recorrer el mundo. Cuando llegó a la frontera, un guardia lo reconoció como “el gran sabio” y no le permitió que pasara a no ser que escribiese en un pergamino todos sus conocimientos. Terminó a las pocas semanas, y Lao-Tse se montó en su búfalo y se fue hacia el oeste, donde ya no se volvió a saber nada más de él.
Este libro agrupa muchas grandes ideas, entre ellas la del yin y el yang. Ambos forman parte de los existente en la realidad y todo fluye para ser o más yin o más yang. El yin representa a la parte femenina, oscura, delicada y flexible, y el yang todo lo contrario, es lo masculino, luminoso, fuerte e inflexible.
Esta idea de un mundo en constante flujo, en el que nada es igual se da posteriormente en la Antigua Gracia con Heráclito, que pensaba que el mundo era un constante cambio entre elementos contrarios.
I CHING
El I Ching fue escrito por etapas, y tiene origen en las tradiciones de adivinación. Es una guía para poder aprovechar al máximo las circunstancia de un momento. Desde los últimos 3000 años ha sido consultada por emperadores e intelectuales y posteriormente por militares y campesinos, por lo que “el camino” se aplica en las cosas más minúsculas como en las más grandes.
Este libro está compuesto por 64 hexagramas, que tienen un nombre y una simbología, y tienen 6 líneas horizontales que pueden ser enteras o partida en dos. Mediante un proceso de azar se puede recrear tu ser o tus preocupaciones en el contexto del movimiento del universo.
Hay que pensar que en las culturas del Este, sobretodo la china, tenían un gran desarrollo la medicina, la astrología o las matemáticas, y también en la filosofía, de la que podemos decir que contiene muchas ideas que se repiten en la occidental. El escritor M. Cohen razona que los chinos fueron los primeros en escribir de estos temas de una manera sofisticada, y que los europeos simplemente han preferido olvidar su deuda intelectual con el Este, del mismo modo que reescribieron la historia de la innovación tecnológica para inventar el liderazgo occidental.