LOS PUENTES ROMANOS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

12.12.2014 17:10

 

                Los puentes cumplieron una función de primer orden en el sistema de comunicaciones del mundo romano, cuyas calzadas harían posible el movimiento de tropas, de gentes de condición variopinta y el comercio.

                Elementos vitales de paso, tuvieron un carácter sagrado, encargándose los pontífices al principio de su alzado y mantenimiento. En ocasiones se dispusieron puntos de culto o pequeñas capillas en los laterales de su vía de circulación.  Al franquear el tránsito, facilitaron sobremanera el desarrollo urbano de varios puntos de la geografía romana.

                Un cuidadoso sistema de arquería con sillares trabajados con maestría, bien asentado en el terreno, sustentaba el tablero de paso, continuador de la vía de la calzada. Alfonso Jiménez Martín consideró los de perfil de lomo de asno de un solo arco más propios de la Edad Media que de época romana, con mayor abundancia de arcos.

                Los caudales para su construcción fueron aportados por los pueblos comarcanos con carácter obligatorio o de forma voluntaria por magnates con deseos de ser celebrados por la comunidad, a veces un emperador incluso. Sus cartelas dedicatorias, que se han considerado de época romana avanzada, daban noticia cumplida de sus promotores.

                Los romanos, gentes muy pragmáticas a la sazón, fueron muy sensibles al ahorro de dispendios. En el puente de Mérida evitaron la construcción de cinco arcos en el tramo central gracias al tajamar con forma de punta de lanza situado sobre una isla del Guadiana.

                Los puentes se dispusieron atendiendo a las circunstancias geográficas del lugar. La furia de las grandes avenidas de ríos cuyo caudal resultaba escaso durante la mayor parte del año se prevenía trabando las dovelas de sus bóvedas, quebrando sus juntas con cuidado.

                A veces conocemos el nombre de sus arquitectos, como Julio Cayo Lácer, que en el 103 concluyó la obra del de Mérida, singularizando a su manera la aportación de una civilización que tuvo en Hispania una de sus áreas de desarrollo más destacadas.