LOS REYES MAGOS, ¿SÍMBOLO DE LA PRIMIGENIA GLOBALIZACIÓN? Por Antoni Llopis Clemente.

06.01.2015 10:14

 

                La festividad de los Reyes Magos llena de ilusión infantil los hogares españoles, pero también de interés a los investigadores de las tradiciones culturales.

                Fue San Mateo el que habló de los magos que venían de Oriente si seguimos la versión en griego de su Evangelio. Los otros evangelistas canónicos no los mencionaron. Es bien sabido que San Mateo presentó a Jesús como de la estirpe del rey David. Los magos, en consecuencia, acudieron a rendir pleitesía al rey de reyes.

                Sobre tales magos, que al principio no eran precisamente tres, mucho se ha especulado, pero ha calado con enorme fuerza la idea de su origen persa a partir de distintas fuentes.

                En los libros sagrados del Avesta, atribuidos a Zoroastro o Zaratustra, el término maga equivale al don del saber divino, muy vinculado a la regeneración que aportará una criatura nacida de una virgen descendiente de Zaratustra, capaz de asegurar la inmortalidad.

                Los griegos conocieron a fondo el mundo persa, viviendo conocidos episodios históricos de enfrentamiento militar a muerte. Tomaron la palabra mago e intentaron explicarla de forma razonable. Heródoto, el padre de la historia y de la antropología histórica, considera a los magos una de las seis tribus originarias de Media, descollando por su dedicación religiosa.

                Los medos fueron subordinados por los persas del gran conquistador y gobernante Jerjes I, que reformó las primigenias creencias de los magos hasta tal punto que algunos autores han interpretado que se trataba de chamanes convertidos al mazdeísmo propugnado por Zoroastro. Así tendría sentido que Plutarco los presentara desde la lejanía histórica como reverenciadores de seres diabólicos. La magia ya tendría connotaciones negativas, desde el embuste al conjuro perjudicial.

                Sin embargo, Diógenes Laercio los contempló como ascetas, entroncándose con las creencias indoeuropeas que darán pie al hinduismo. Los gnósticos cristianos estuvieron muy influidos por esta visión.

                Al seguir los magos de Oriente la archiconocida estrella se ha postulado otra posibilidad, la de unos sacerdotes babilonios interesados en los cultos astrales. Como bien apunta Franco Cardini los presentes al niño y la introducción de los camellos aportan nuevos elementos de debate.

                Los judíos se encontraron, muchas veces a su pesar, dentro del mundo helenístico, en el que la cultura griega se difundió por el territorio del imperio persa aqueménida y de la India, verificándose fenómenos de sincretismo entre distintas religiones. Los romanos participaron de ello. Bajo este punto de vista es normal que San Mateo presentara al Mesías adorado por los magos orientales, fuera cual fuera su identidad originaria más exacta.

                Otra cosa es que los cristianos de origen judaico más conservador en lo cultural no aceptaran la presencia de los Magos, que relegaban al pueblo elegido. En cambio para los cristianos de origen gentil sus figuras se convirtieron en una muestra de ecumenismo, al dirigirse el mensaje de redención a toda la Humanidad. No sin ciertas licencias podemos decir que en sus orígenes ya simbolizaron la globalización del tiempo de la Roma imperial y de la ruta de la seda.