LOS SIMBÓLICOS ANIMALES DEL ARTE PALEOLÍTICO. Por Remedios Sala Galcerán.

25.06.2015 00:01

                En un principio las grandes interpretaciones del arte rupestre del Paleolítico Superior se movieron entre la idea propiciatoria de la caza y la de la repulsión de las criaturas más peligrosas. Poco a poco se fue superando tal visión etnográfica, muy deudora de las grandes expediciones geográficas decimonónicas, y los estudiosos se centraron en el análisis del arte mismo. Cada animal representado podía albergar una idea o un concepto ligado al universo religioso de aquellas poblaciones de cazadores y recolectores.

                Annette Laming-Emperaire y André Leroi-Gourhan han sido los principales impulsores de esta línea de interpretación, con puntos muy sugerentes. Bien podemos decir que nos encontramos en la antesala de la escritura a través del pictograma e incluso del arte abstracto.

                

                Se diferencia con claridad entre santuarios exteriores e interiores. En los primeros, emplazados en abrigos y en los accesos de las cuevas, se representó el bisonte, el caballo y el oso, junto con la figura humana a veces, ausente en los grandes conjuntos del interior.

                                                   

                Se ha observado la presencia de dos parejas básicas, la integrada por el binomio caballo-bisonte y la de caballo-bóvido, que se ha interpretado como expresión del dualismo masculino-femenino, también indicado por otros signos.

                                            

                Según estos planteamientos, las representaciones realistas de animales transmitirían unos conceptos mucho más complejos, familiares a aquellas gentes, sobre el universo y el mundo, en el que los animales compartían el sino de los seres humanos.