“Pero Giserico, rey de los vándalos, había sido llamado por entonces a África por Bonifacio que había caído en desgracia ante el emperador Valentiniano y, no pudiendo vengarse de otro modo que haciendo daño al Imperio, suplicó a los vándalos que acudieran a él). Hizo la travesía por un paso angosto denominado estrecho de Gades, que separa África de Hispania con una distancia de apenas siete millas (unos diez kilómetros), y por el que desemboca al mar Tirreno en las aguas del Océano. Era ya por entonces Giserico muy conocido en todo el mundo por la derrota que infligió a los romanos; de estatura media y cojo a consecuencia de la caída de un caballo, profundo de espíritu, poco hablador, deseoso de riquezas, inclinado a la ira, despreciaba el lujo y era muy hábil para atraerse a otros pueblos y sembrar la discordia y provocar el odio.”
Jordanes, Origen y gestas de los godos. Edición de José María Sánchez Martín, Madrid, 2001, C. XXXIII, 167-168, p. 152.
Selección de Víctor Manuel Galán Tendero.