MARINÍES CONTRA PORTUGUESES EN EL NORTE DE ÁFRICA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

21.05.2015 06:46

                A mediados del siglo XIV la dinastía mariní regía un poderoso imperio musulmán en el Norte de África, centrado en el Marruecos actual y atento a lo que sucedía en el estrecho de Gibraltar.

                En 1340 había encajado una importante derrota en el Salado a manos de castellanos y portugueses. Sus ambiciones hispánicas habían quedado frustradas.  Su desplazamiento de las grandes rutas comerciales por los cristianos y las discordias internas lo debilitaron ante las embestidas de los portugueses.

                Juan I de Portugal había llegado al trono en dura lucha con los seguidores del rey de Castilla y la conquista de nuevos dominios fortalecía su autoridad ante los caballeros y los grandes mercaderes. La conquista de Granada se la reservaba Castilla. Ante las dificultades en suelo ibérico, giró su mirada hacia el África del Norte, en el punto de mira de los reinos hispano-cristianos desde el siglo XIII.

                En 1415 una importante fuerza portuguesa de unos 19.000 hombres logró tras encarnizados combates tomar la comercial Ceuta, donde los genoveses tenían gran peso. La expedición costó la fabulosa suma de unos 330.000 florines.

                                        

                Los mariníes no se resignaron y en 1419 lanzaron un contraataque dirigido por Abu Said Otman. Nada lograron, aunque la Ceuta portuguesa con una guarnición de 3.000 hombres se encontraba aislada. Su mantenimiento comenzó a ser muy oneroso para la corona. Muchos de sus custodios comenzaron a desertar y se tuvo que recurrir a penados para su defensa.

                No sin vacilaciones, los portugueses intentaron conquistar Tánger en 1437. El infante don Enrique, el famoso Navegante, había abogado con entusiasmo por la empresa. Pusieron al principio en pie de guerra 3.500 caballeros, 500 ballesteros montados, 2.500 ballesteros, 7.000 infantes y 500 sirvientes, no siempre fáciles de transportar a África, lo que redujo su número real en la campaña.

                Los mariníes, provistos de contingentes de ballesteros granadinos, los coparon y les obligaron a rendirse por falta de provisiones. El infante don Enrique llegó a prometer para salvarse la entrega de la ciudadela de Ceuta, lo que no le fue aceptado desde Portugal. Quien pagó al final los platos rotos fue don Fernando, el Santo Príncipe, que murió como rehén en 1443 ante el incumplimiento de lo acordado.

                            

                De todos modos los portugueses no se resignaron a no ser los dueños de Tánger. En 1458 conquistaron la pequeña fortaleza de Ksar es-Seguir entre Ceuta y Tánger con tal intención. Movilizaron los portugueses unos 25.000 hombres y emplearon piezas de artillería de bronce en la empresa.

                                        

                Años más tarde, realizaron un movimiento envolvente de Tánger por el Sur. La toma de Asilah condujo a la de Tánger en 1471. Por aquellos días el destino de Portugal ya se orientaba más allá del círculo geográfico del estrecho de Gibraltar.