MUHAMMAD, EL PROFETA GUERRERO.

28.01.2015 15:53

 

   La religión antes de Mahoma en Arabia.

   Se caracterizaba la península arábiga por haber tenido gran variedad de cultos desde tiempos ancestrales. De todas partes vinieron divinidades, los comerciantes omnipresentes aportaron muchas de sus divinidades y todos estos dioses poblaban su templo, el Panteón, “La Kaaba”.

   La Kaaba, era un templo venerado por todos los pueblos de la península arábiga, y peregrinaba a él desde todos los puntos, incluso lo hacían los judíos. La Kaaba era el verdadero “Panteón” de los dioses de Arabia, y cuando Mahoma apareció, contenía las estatuas e imágenes de entre 27-370 dioses, entre los cuales, según testimonios de autores árabes, figuraban Jesucristo y la Virgen María. La custodia del templo estaba confiada a la tribu de los coreixitas, quienes por esto tenían una autoridad religiosa reconocida en toda Arabia.

   Muchos árabes adoraban a un solo dios, antes ya del cristianismo y el judaísmo. Se les llamaba hanyfies, admitían sólo un Dios único y enseñaban que el hombre debe someterse a la voluntad de Dios de un modo tan absoluto como Abraham cuando fue a degollar a su hijo Isaac, principios que Mahoma aplicó y que son los fundamentos del Corán.

   Esta concentración de dioses en la Kaaba de La Meca y la utilización de una lengua común, indicó a Mahoma que los árabes se podían unir en una sola creencia, y lejos de crear un culto nuevo, se dedicó a predicar que el único dios verdadero era el fundador de La Kaaba, que toda Arabia veneraba, es decir, el dios de Abraham.

    La política en Arabia antes de Mahoma.

    La península arábiga fue una región aislada de los grandes conflictos de la Historia. Los imperios persa y romano sólo llegaron hasta sus límites exteriores vecinos. El territorio era un espacio más idílico, menos árido, plagado de oasis, y sus desiertos eran atravesados por innumerables caravanas de beduinos.

   El sudeste era una tierra fértil, su agricultura era de regadío y muy próspera, su población numerosa, y en ella se asentaron importantes reinos (Qataban, Himyar, Saba, Hadramaut). Al ofrecer tanta riqueza, la ambición de las potencias vecinas terminó por arruinarla.

   Al norte luchaban el imperio persa y el bizantino, implicándose con ellos las tribus del lugar; los lajmios se aliaron con los persas y los gassaníes con los bizantinos.

   Al oeste se encontraba la región de Hiyaz, situada en la costa occidental. El paso de las caravanas y su expansivo comercio hizo de ella un importante foco económico, político y religioso. Su ciudad principal era La Meca, regida por la tribu de los quraysíes, tribu de la que procedería Mahoma. Su organización representa a la de los beduinos, se basaban en la “solidaridad tribal” o “asabiyya”, con un principio básico, “sangre por sangre” (ta´r). La tribu se basaba en la fórmula de la familia patriarcal, elegían un jefe, normalmente un anciano que representaba la cabeza de la tribu, fundamento del “clientelismo”.

   La época pacífica. La Meca.

   Mahoma, Mohammed, Muhammad o Abu l-Qāsim Muḥammad ibn ʿAbd Allāh al-Hāšimī al-Qurayšī  murió en Medina, el Hiyaz, en 632 d.C. a los 62 años. Tuvo 12 esposas  y 6 hijos.

   Mahoma quedó huérfano a los 6 años y fue adoptado por Abu Talib, su tío y líder de la tribu Quraysh, la más poderosa de La Meca.

   Fue criado de Jadiya, una viuda rica, con la que se casó a los 25 años, convirtiéndose en un respetado  comerciante de La Meca. La juventud de Mahoma debió ser algo impetuosa para él. Su orfandad, su estancamiento social, la incógnita de su futuro. Todo esto le hizo agudizar su capacidad estratega, su ingenio, su carácter reflexivo. Pasó  noches meditando en una cueva de Hiza, cerca de La Meca, donde dijo tener una visión del arcángel Gabriel, con el mandato de memorizar y recitar los versos enviados por Allah, lo cual confió a los “memoriones”, quienes la recitaban continuamente. Después de su muerte serían recopilados en el Corán. El arcángel Gabriel le indicó que había sido elegido como el último de los profetas, y como tal predicó la palabra de Allah.

   En La Meca, donde se crió Mahoma, como centro multirreligioso y tolerante que era, entre muchas, convivían también las religiones monoteístas cristiana y judía, por las que al parecer se interesó y estudió.

                    

   Mahoma consiguió sus primeros adeptos entre los más pobres, mientras se enemistaba con los ricos, muy perspicazmente. Cuando sus seguidores fueron numerosos, las autoridades lo vieron como una amenaza, se le acusó de impostor y le persiguieron. Muchos de sus seguidores huyeron a Abisinia, donde les protegió el negus cristiano. Después de la muerte de Abu Talib y su mujer Jadiya, tuvo que huir a Medina, el 16 de junio de 622, día que se considera como fundacional de la era islámica, la “Hégira”.

   La época sangrienta. Medina.

   Ya asentado en Medina, Mahoma comenzó a desarrollar su estrategia. Comenzó exponiendo sus ideas en la comunidad judía de Medina, pero le rechazaron por su propia interpretación de las Escrituras. Esto le hizo pensar que con sus ideas debía constituir una nueva fe. En este momento decidió cambiar el sentido de la orientación de la oración de Jerusalem a la Meca.

   Combinando la persuasión y la fuerza, se fue rodeando de seguidores, y empezaron a practicar razias contra caravanas y poblaciones del entorno como medio de vida (la historia oficial la fue elevando a categoría de batallas), empezando así a descubrir la “Guerra Santa”, es decir, el uso de la fuerza para someter y convertir infieles.

   Entre 622-623, Mahoma emite la “Constitución de Medina”, en la que permite a judíos y cristianos, aunque no a paganos, vivir dentro del nuevo “Estado Islámico” mediante el pago de un tributo (al igual que se hizo en la futura conquista de otros lugares como Hispania).

   Las relaciones entre La Meca y Medina se deterioraron enseguida. Las posesiones de los seguidores de Mahoma en La Meca fueron expropiadas. Mahoma mientras tanto fue haciendo alianzas con las tribus vecinas, mediante convicción y amenazas.

   En marzo de 624, Mahoma condujo a 300 guerreros en un asalto a una caravana que iba a La Meca. Consiguieron repeler el ataque y en represalia decidieron enviar un pequeño ejército a invadir Medina. El 15 de marzo, en un lugar llamado Badr, se enfrentaron ambos bandos. Los musulmanes eran 300 y los de La Meca 1000, pero aún así Mahoma ganó la contienda. Esta fue su primera victoria bélica. Para los musulmanes, este hecho fue una ratificación divina que Mahoma era el legítimo profeta. Después de la victoria, el clan judío de los Banu Qainuqa fue expulsado de Medina y todos sus habitantes tuvieron que adoptar la fe musulmana, y  Mahoma se erigió como regente de Medina.

   Sus grandes batallas.

   La Batalla de Uhud. El 23 de marzo de 625, Abu Sufyan, un jefe de La Meca, marchó contra Medina con 3.000 hombres. Ganaron la batalla, pero perdieron tantos guerreros que no pudieron ocupar la ciudad.

   La Guerra de las Trincheras. En abril de 627, Abu Sufyan volvió a atacar Medina. Pero esta vez Mahoma había ordenado cavar trincheras entorno a la ciudad y tampoco pudieron ocuparla. En esta batalla, el clan judío de Banu Qurayza, que había sido expulsado de Medina, se alió con Abu Sufyan. Por esto, Mahoma guerreó contra ellos, los derrotó, los hombres fueron decapitados y las mujeres y los niños vendidos como esclavos.

  Tras la Guerra de las Trincheras, el poderío de los musulmanes se asentó. En el 628 Mahoma, seguido de 1.600 hombres, se dirigió a La Meca como peregrino. No se le permitió el acceso, pero negociaron un pacto y cesaron las hostilidades. Al año siguiente los musulmanes tuvieron acceso a La Meca libremente.

   Pero el tratado duró sólo 2 años. En el 630 los regentes de La Meca lo rompieron (según fuentes musulmanas), y Mahoma marchó hacia esa ciudad con un ejército de 10.000 guerreros, y la conquistó sin encontrar resistencia. Mahoma amnistió a sus ciudadanos, muchos de los cuales se convirtieron al Islam. Mahoma destruyó los ídolos de la Kaaba, y prohibió a los musulmanes la peregrinación a La Meca.

   Los musulmanes redefinen entonces La kaaba. Su traducción es “el dado” o “el cubo”, y tiene esa forma. Se encuentra en La Meca (Arabia Saudí), y representa el lugar sagrado de peregrinación religiosa más importante del Islam.

   El Corán dice que Adán construyó un primer santuario allí, pero fue elevado al cielo para evitar las aguas del Diluvio, y más tarde Dios ordenó a Abraham que construyera en piedra una nueva Kaaba y que convocase a toda la humanidad para visitarle, y que con el tiempo los hombres se olvidaron de su significado, y practicaron allí la idolatría desviándose del camino de Dios, hasta que llegó el Islam predicado por su profeta Mahoma, y el lugar volvió a ser “Santa Casa de Dios”.

              La redacción de HISTORIARUM.