MURET, UNA BATALLA CRUCIAL. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

17.05.2022 09:10

 

                Las tierras de Occitania, del actual Mediodía francés, fueron intensamente disputadas durante la Plena Edad Media. La difusión del catarismo le añadió complejidad y virulencia a los enfrentamientos, pues los cruzados entraron en combate por razones que iban mucho más allá de lo religioso. Para los reyes de Francia, la Cruzada resultó una gran oportunidad para fortalecer su poder en la región.

                En septiembre de 1212, los cruzados tomaron la ciudad de Muret, y su comandante, Simón de Montfort, conquistó también los dominios de los señores de Comminges y Bearn, vasallos del rey de Aragón Pedro II, con dominios y ambiciones en Occitania. El aragonés había  combatido victoriosamente en la batalla de las Navas de Tolosa contra los almohades, y decidió intervenir contra los planes del de Montfort, anterior vasallo suyo igualmente.

                No consiguió tomar la palabra en el concilio de Lavaur, y optó por métodos más expeditivos. Ofreció su protección al amenazado conde de Tolosa Raimundo IV, anteriormente rival suyo en Occitania, y reunió un ejército que algunos han cuantificado en más de 2.000 jinetes, entre caballeros y sargentos, además de fuerzas de infantería. Los señores de Comminges y de Bearns y el conde de Tolosa le prestaron su ayuda.

                En septiembre de 1213, la posición de Muret estaba defendida por treinta caballeros franceses y setecientos infantes. Los cruzados no parecían capaces de mantenerla ante la llegada de las fuerzas de Pedro II al Norte de la ciudad, donde emplazaron sus catapultas los atacantes.

                A sesenta y cuatro kilómetros al Este, en Fanjeaux, se encontraba Simón de Montfort. Reunió una fuerza de doscientos cuarenta caballeros y quinientos sargentos, y se dirigió a Muret. En una arriesgada maniobra, logró entrar en la ciudad.

                Entre ambos contendientes se entablaron negociaciones. Mientras tanto, la puerta del Norte (la de Tolosa) se encontró abierta por circunstancias no aclaradas. Pedro II ordenó avanzar a su vanguardia de caballeros al mando del conde de Foix y a tropas de infantería tolosanas. Cruzaron el puente del río Louge, y algunos lograron irrumpir en la ciudad. Sin embargo, terminaron rodeados y aniquilados mayoritariamente.

                Entonces, los del rey de Aragón permanecieron en las inmediaciones de Muret. Las fuerzas de Simón de Montfort salieron por la puerta del Sur, algo que fue interpretado como huida por sus contrincantes. Aquéllas, en lugar de escapar, dieron la vuelta y cruzaron el Louge. Al verlos avanzar, se dio la alarma entre las fuerzas de Pedro II, que comenzaron a reorganizarse.

                Los de Montfort acometieron con fuerza la primera batalla o formación de los de Pedro II. Por detrás de la misma, la infantería tolosana comenzó a desorganizarse. En este momento, irrumpió el propio Montfort contra la batalla de retaguardia de Pedro II, tras haber cruzado aguas arriba el Louge. La coordinación entre ambas acometidas fue bastante precisa. Se capturó el campamento de Pedro II, que cayó en la batalla. El poder de Aragón en Occitania sufrió un golpe irreversible.      

                Para saber más.

                Martín Alvira, Muret, 1213. La batalla decisiva de la cruzada contra los cátaros, Barcelona, 2008.