NAPOLEÓN DEMONIZA A GRAN BRETAÑA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

28.09.2025 10:49

              

               Napoleón no pudo con Gran Bretaña militarmente. Sus intentos de invasión terminaron de naufragar en Trafalgar, y tuvo que ingeniar otras maneras de abatir a su enemiga declarada. El 21 de noviembre de 1806, desde su campamento en Berlín, le declaró el bloqueo continental.

               No era la primera vez en la Historia en la que se había empleado la prohibición de comerciar con el enemigo para quebrantarlo inexorablemente. Los españoles ya lo habían intentado contra las Provincias Unidas, con escaso éxito. No obstante, un victorioso Napoleón en el centro de Europa se veía capaz de lograr así el triunfo.

               No se anduvo con chiquitas. Todo británico, a despecho de su condición civil, era considerado enemigo, atacándose a los comerciantes y a las tripulaciones de sus buques. Lo que se les tomara se haría por derecho de conquista. Consciente de la envergadura del empeño, extendió el derecho de bloqueo a las ciudades no fortificadas y a los puertos mercantiles de sus dominios imperiales.

               Muchos hombres de negocios de Francia y sus satélites no se mostraron conformes con tales medidas, claramente perjudiciales para sus ganancias. Napoleón lo sabía perfectamente, y se esforzó en justificarlo.

               Gran Bretaña deseaba robustecer su comercio e industria sobre los continentales, un proceder bárbaro perjudicial para las demás naciones civilizadas. Al no reconocer aquélla el derecho internacional, el derecho natural permitía oponer las mismas armas empleadas por el enemigo. Así se presentaba Napoleón como el amigo del género humano, aunque en el fondo alentara objetivos mucho menos altruistas. Junto con las armas del bloqueo, empleó las de la propaganda, que no le valieron de mucho en más de una ocasión.

               Para saber más.

               Georges Lefebvre, La Revolución francesa y el Imperio (1787-1815), México, 2003.