PROPIEDAD Y TENENCIA DE LAS TIERRAS DEL REGALO DEL NILO. Por Víctor Manuel Galán Tendero.
La Antigua civilización egipcia no diferenció la ordenación estatal de los individuos al modo actual, y no desarrolló una noción de propiedad como la civilización romana. Durante el Imperio Antiguo (2700-2181 antes de Jesucristo), toda la tierra correspondía al faraón. Sin embargo, conviene tener presentes una serie de matices, que se hicieron más visibles durante los tiempos ptolemaicos.
Ciertamente, el faraón era el titular, pero los particulares poseían bienes propios que podían transmitir en herencia. A veces se ha calificado esta tenencia de enfiteusis. También el faraón disponía de bienes en los terrazgos ganados al desierto, cuyo disfrute podía ceder a algunos de sus servidores.
Tales circunstancias explicarían la formación de un grupo de poderosos que socavaron la autoridad efectiva del poder faraónico. Este proceso se ha interpretado como una pretendida feudalización, capaz de derrumbar el teórico monopolio de los faraones del Imperio Antiguo sobre la tierra. En verdad, el I Período Intermedio (2181-2055 antes de Jesucristo) no puede ser visto como de apogeo feudal, sino como la culminación del fortalecimiento de una minoría.
Controversias similares ha suscitado en la historiografía el Imperio Medio (2055-1750 antes de Jesucristo), añadiéndose en el Nuevo (1550-1070 antes de Jesucristo) otros aspectos. Las posesiones del sacerdocio de Amon se acrecentaron, y los grandes posesores de bienes raíces cedieron la explotación de parcelas a cambio del pago de unas rentas y de la prestación de servicios individuales. Hemos de destacar que el cultivador no se adscribía a ninguna tierra, y cuando cesaba de ejercer su oficio se le retiraba la cesión. En consecuencia, la transmisión hereditaria quedó condicionada a tal condición.
Algunos servidores de alto rango de los dinastas obtuvieron concesiones de bienes, como los principales militares, que quizá emplearan a esclavos o gentes sometidas para cultivarlas. Su fuerza se hizo patente durante el III Período Intermedio (1070-664 antes de Jesucristo).
En la Época Saíta (664-525 antes de Jesucristo) los faraones azuzaron la rivalidad entre los poderosos con el acicate de las concesiones, gratificando a los más afines. La titularidad de muchos de tales bienes correspondía a los templos, que a cambio lograron otros para garantizar el culto de ultratumba a los faraones. Se continuó cediendo terrazgos a los cultivadores que practicaran el oficio deseado, lo que contuvo la movilidad social, hasta tal punto que algunos autores han hablado de un verdadero sistema de castas interpretando las informaciones de Heródoto. Por otro lado, los mercenarios griegos conformaron un grupo netamente diferenciado y preponderante.
Los gobernantes de tiempos ptolemaicos (305-30 antes de Jesucristo) contaron con una importante dotación de tierras, resultante de las limitaciones que los persas aqueménidas impusieron a los templos y a los impuestos confiscatorios. Gozar del dominio del regalo del Nilo siempre fue un gran activo.
Para saber más.
Nicolas Grimal, A History of Ancient Egypt, Oxford, 1992.

